Todos perdemos...

La semana posterior a cada elección sigo con mucha atención todas las reacciones.

Es conocido que no hay partido que las pierda, pues siempre hay algún dato para apuntarse una victoria, aunque sea pírrica. De la misma forma, es conocido que los tertulianos de todos los medios hacen pronósticos sobre el futuro y hablan de ciclos electorales.

Mi reflexión de las elecciones que hemos vivido, unas elecciones a las que estábamos llamados 38 millones de españoles, es muy sencilla: las hemos perdido todos.

Para empezar, porque no se ha llegado al 50% de participación. Esto indica que más de 19 millones de españoles, 19 millones, se han quedado en casa, cuando la campaña lo ha ocupado todo en los medios y el coste de ir a votar es mínimo.

Un 50% de abstención es un fracaso del sistema de partidos. Desde luego, en el mundo de la economía sería un fracaso.

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¿Se imaginan ustedes que los bancos no llegaran nada más que al 50% de su mercado ofreciendo sus servicios gratis? ¿O que entre todas las empresas de telefonía quedara el 50% del mercado sin cubrir? Sería un fracaso de los dos sectores y diríamos que no ofrecen lo que la gente necesita.

Pues lo mismo pasa con los partidos políticos en España: no ofrecen lo que necesita la ciudadanía. No llegan. Fracasan.

Y más cuando los partidos políticos son los productores, los oferentes, de bienes como las libertades, la seguridad, la convivencia o servicios públicos esenciales, más importantes que el dinero o el teléfono. Cuando los ofrecen, además, en régimen de monopolio.

No. Las elecciones no las ha ganado ningún partido. Las han perdido todos.

Y si pierden las elecciones los partidos, las elecciones las perdemos todos los ciudadanos. Otra vez.

Porque no se ha hablado de Europa, ni de políticas europeas. Nadie ha hablado de política mundial, de la amenaza rusa, del polvorín del Mediterráneo o de la emergente África. Como nadie ha hablado de nuevas reglas de comercio, de reindustrialización o de transición verde.

Y si no se ha hablado de nada importante es porque la campaña sólo ha sido un cúmulo de tuits y de titulares llenos de medias verdades, de apelaciones al miedo o de recriminaciones de corrupción. Una campaña, otra más, crispada y marrullera.

No. Creo que nadie ha ganado las elecciones europeas, como creo que nadie gana últimamente ninguna elección.

Todos las pierden, todos las perdemos.

Tanto que mucho me temo que, sin no lo remediamos, igual mis nietos no tendrán ni elecciones en las que votar, pues habremos perdido la democracia.

Gabriel María Pérez Alcalá.