Universidad pública: la pregunta que viene
La periodista Ana Huguet reflexiona en La Ventana Andalucía sobre la autorización de la Junta a nuevas universidades privadas en Andalucía
La Columna de Ana Huguet ( 17/06/24)
02:09
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Sevilla
Más de 50.000 estudiantes en Andalucía presentan hasta el 24 de junio sus preinscripciones de acceso a la Universidad. Hasta el próximo lunes eligen la carrera que quieren o pueden cursar, según su calificación y los recursos económicos de sus familias. Por dejarlo claro desde el principio.
En España hay 260.000 estudiantes universitarios más que hace 15 años, pero esta notable subida del alumnado no se ha traducido en un incremento de estudiantes en los campus públicos. Todo lo contrario. En dos décadas se han triplicado los matriculados en universidades privadas mientras en la mitad de ese tiempo las titulaciones públicas han perdido 200.000 alumnos.
No hay que ser muy avispado para predecir que esta tendencia se consolidará a futuro. Basta recordar que en España han abierto en un cuarto de siglo 27 universidades privadas y cero públicas, así es que la respuesta a lo que vendrá la da la simple aplicación de la ley de inercia.
Andalucía se ha lanzado al modelo, multiplicando por cuatro las universidades privadas. Y no se trata de rechazar estos proyectos educativos sino las políticas que depauperan la pública, exhausta de competir con escasos recursos, poca agilidad y baja internacionalización. Más financiación es lo que reclaman los rectores, pero los presupuestos de la Junta amplían la brecha, al aprobar para 2024 una partida para la pública cuyo incremento ni siquiera cubre el IPC.
Para terminar, no hay que olvidar el factor demográfico, que es determinante. Los nacimientos han caído un 24% en la última década, marcando un mínimo histórico en 2023. La falta de escolares ya hace mella en infantil o primaria y llegará a la universidad. En nombre de la libertad de elección, el gobierno andaluz ha suprimido en el presente curso 486 unidades en los colegios públicos por las 17 clases cerradas en la privada-concertada y la pregunta que viene no es descabellada: ¿en nombre de la libertad de elección también se adelgazará la universidad pública? Solo hay una vía si se quiere robustecer las titulaciones sostenidas con fondos públicos y no vamos por ese camino.