Alta Velocidad para todos

Córdoba

Leo en la prensa lo siguiente: “La competencia ferroviaria abarató hasta un 28% el precio de la alta velocidad en los trayectos con parada en Córdoba”. Es una estupenda noticia para los viajeros del AVE. Sin lugar a dudas. Pero, sobre todo, para el ejército de mileuristas que chupan carretera por un tubo a bordo de autobuses de saldo con parada reglamentaria para el bocata de calamares.

El AVE fue un salto estratosférico para aquella España renqueante de los noventa. Naturalmente que sí. De pronto nos subimos a la modernidad a una velocidad de vértigo. De aquel país aletargado, que viajaba en Cuatro Latas por esas carreteras de mala muerte, pasamos al futuro supersónico de la sala club y los 300 kilómetros por hora.

El AVE fue la hostia en verso. Por supuesto. Pero para la mitad de los españoles. La otra mitad siguió viajando bocata en mano conforme a los estándares del siglo XX. De modo que el Gobierno de todos puso los recursos de todos al servicio de unos pocos. Que es una forma muy singular de entender el Estado del bienestar. Por utilizar un adjetivo de rabiosa actualidad. Y han tenido que venir las leyes del mercado para democratizar un servicio básico de todos ustedes. Es decir: para hacer un trabajo que la socialdemocracia pudo hacer y no hizo.