Proyecto Hombre Sevilla advierte sobre el aumento de las adicciones sin sustancia en los menores de edad

La sustancia principal de consumo sigue siendo la cocaína, con un 57% de hombres y un 33% de mujeres. Además, esta sustancia ha incrementado en un 8% con respecto al año 2022, siendo especialmente significativa en la población mayor de 31 años, significando un 73%.

Un aspecto a destacar de esta memoria es que el 81 por ciento de la población atendida por el Programa de Proyecto Joven, de 14 a 21 años, son hombres, mientras el 19% son mujeres. Dentro de los jóvenes atendidos, el 49% presenta un diagnóstico dial, en el cual se implementa la conducta adictiva y el trastorno mental. El 40% de los consumidores de cannabis, como sustancia principal, tiene menos de 18 años.

Pero el dato más llamativo, lo encontramos en las adicciones sin sustancia, dichas de aquellas como los juegos patológicos, el uso de pantallas, los juegos del azar o apuestas, físicas u online. Estas adicciones han incrementado con respecto al pasado año un 15% entre la población atendida menor de 18 años.

Es un hecho que desde Proyecto Hombre Sevilla siguen constatando: el colectivo de mujeres tiene unas barreras claras y evidentes que vencer antes de llegar al tratamiento que ofrecen. El sentimiento de culpa, el estigma social y la frecuente falta de apoyo familiar, son variables principales que influyen a la hora de reconocer un problema relacionado con las adicciones y pedir ayuda.

Las mujeres que usan sustancias potencialmente aditivas aparecen seguir un proceso de incremento del consumo más rápido que los hombres. En cuanto a esto, el 85% de las mujeres que han sido atendidas en el Programa MAR, han sufrido violencia de género. Este programa está hecho para mujeres que por su situación de vulnerabilidad requieren de una atención residencial y un trabajo específico adaptado a sus necesidades.

Desde la Fundación, añaden que durante el año 2023 han atendido a un 4% más de mujeres con respecto al 2022, lo que indica que la atención a este colectivo va gradualmente en alza.

La población vulnerable ha incrementado un 18% respecto al año anterior, las personas que han solicitado una vivienda de apoyo al tratamiento a la hora de querer acceder al mismo por encontrarse en situación de calle y especial vulnerabilidad.

A esta población, se asocia una situación de deterioro físico y cognitivo altos, por lo que es preciso dar una respuesta rápida desde las distintas áreas: médica, asistencial, terapéutica.