El gran espectáculo de Luis Miguel en Córdoba

Se notaba que era inicio de gira. En la plaza de toros, con los cerca de 10.000 seguidores de Luis Miguel llenando gradas y tendido, había artistas como Pastora Soler, Vicente Amigo o Luis Fonsi. Personajes populares o creadores como la diseñadora Juana Martín, además de periodistas del corazón. Por supuesto, no faltó la pareja del artista, Paloma Cuevas. La razón por la que Luis Miguel quiso empezar en la ciudad de su pareja su reencuentro con el público español. A las nueve de la noche el público comenzaba a llenar el espacio. Habían recibido en la puerta unas pulseras con luz para acompañar las mejores canciones y otras con el nombre de Luis Miguel sobre tela morada. Sí, sentían que la noche prometía y que su estrella no iba a defraudar. Y no lo hizo. Poco después de las nueve y media el escenario, con dos pantallas gigantes a los lados y tres más en mosaico sobre la horizontal del espacio, recibió a toda la banda y, cómo no, a un Luis Miguel elegante. Con su tradicional traje de chaqueta negra con camisa del mismo color. Una mezcla de crooner y cantante de boleros que jugó toda la noche con su prodigiosa voz. Intacta, al menos, en este primer concierto. Y, por supuesto, venía acompañado de una impresionante banda de doce músicos, con un grupo de vientos que son santo y seña de sus canciones, tres bailarinas y coristas y un polifacético percusionista. Todo ello en la parte superior del escenario. Abajo, junto al él, dos guitarras, dos teclados y un piano. La cosa prometía. Y el artista apareció con una canción que encendió al público, «Será que no me amas». Primer baile de una noche intensa para sus fans. El «Sol» poco puede envidiar en eso a Taylor Swift, porque son verdaderamente incondicionales. Luis Miguel lo sabe y por eso no dejó de animar al público a cantar todas y cada una de sus canciones. La comunión entre ellos fue total. Siguió con su versión de Bing Crosby, «Amor, amor, amor», que enlazó con «Suave», otro de sus temas refrescantes con olor a verano, aunque la noche era excepcionalmente fría en Córdoba en este final de junio. No faltaron temas nuevos mezclados con sus grandes éxitos, jugando entre sus canciones lentas y las que provocaban sus característicos bailes de cadera. Luis Miguel fue todo un director de orquesta al que no se le escapó detalle, dirigiendo a su grupo entre una y otra actuación. Hubo dos homenajes a artistas admirados. Uno de ellos a Michael Jackson, con una versión de «Smile» en la que sus rostros se unían en pantalla. Otra, estaba claro, a Frank Sinatra, con una elegante «Come fly with me». Un oda al poder de la voz. ¿Cómo estar en un concierto de Luis Miguel y no esperar un generoso grupo de mariachis en el escenario? Un mar de guitarras y vientos, sombreros, chaquetas y pantalones bordados se hicieron con la noche. Llegó a mitad del concierto «La fiesta del mariachi», con catorce voces e instrumentos que transportaron a los presentes al país de origen del «Sol». Y de ahí, a una de las canciones más esperadas, «La Bikina». Un tema que el público cantó a voz en grito de principio a fin. No en vano habían venido de distintos punto de Andalucía, incluso de otras comunidades, para estas casi dos horas de concierto. Un dron sobrevoló toda la noche el escenario. Incluso Luis Miguel lo «agarró» para cantar una canción cara a cara al público a través de las pantallas. Y para el final dejó una sucesión de grandes éxitos que se mezclaron en forma de mix en vivo. «No me puedes dejar así», «Palabra de honor» y «La incondicional». Cerró el espectáculo con «Ahora te puedes marchar», «la chica del bikini azul», «Isabel» y «Cuando calienta el sol». Cuatro temas en uno que dejó arriba uno de los conciertos más esperados en la ciudad este año. En una noche cálida a pesar de la borrasca. Con un público fiel a un Luis Miguel que está en plena forma.

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Un concierto de gran formato arranca la gira del 'Sol de Méjico' en España

María José Martínez

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