El silencio de los ayuntamientos

Sevilla

La actualidad vuelve a estar atravesada por el debate de la financiación autonómica. El presidente de la Junta, Juanma Moreno, después de que Andalucía haya ingresado del conjunto del Estado el 18,7% de los fondos en 2023, casi un punto más que su peso poblacional, llama a la rebelión. De entre las palabras diálogo, equilibrio o solidaridad, el día del debate del estado de la autonomía, Moreno ha escogido hablar de rebelión.

Las autonomías, las administraciones mejor financiadas, absorben el 48% de los fondos. Y pasan los años, las décadas, las legislaturas y sigue orillada la reforma de la financiación local. Los ayuntamientos reclaman desde el año 1979 el 25% del reparto, pero, según el último dato del Ministerio de Hacienda, apenas ingresan el 15%.

El gasto de las administraciones locales entre 2018 y 2022 se ha incrementado un 29%, hasta los 91.000 millones de euros, y la deuda viva de los ayuntamientos supera ya los 18.000 millones de euros. Los alcaldes, con una financiación estatal insuficiente y unos ingresos de la Junta, la Patrica, congelados desde hace años, asumen sus obligaciones, además de las competencias impropias. Para colmo, en esta asfixia, la Junta acaba de negarles el cobro de una necesaria tasa turística.

En este punto, me pregunto dónde está la voz de los ayuntamientos y para qué sirve la Federación Española de Municipios y Provincias que preside la alcaldesa de Jerez, la popular María José García Pelayo.

Se ha perdido la voz de esos alcaldes y concejales municipalistas que ponían a los ayuntamientos en el mapa de la toma de decisiones. Hemos construido y consolidado un modelo vertical que yugula a las haciendas locales. Y ni Madrid, enredado en una financiación singular para todos; ni Sevilla, llamando a la rebelión, están por atender los aprietos de unos ayuntamientos amodorrados.