Torreperogil navegó de forma magistral en un Mar de Canciones

Jaén

Torreperogil navegó, una vez más, en un Mar de Canciones. Y no fue uno cualquiera, fue de órdago. El festival volvió a dar una lección magistral de cómo proponer conciertos de altura, en un lugar absolutamente mágico y poder escuchar buenas letras de canciones. La edición de este 2024 del festival que, en su día, acogiera aquel añorado Certamen de Canción de Autor que organizaba la Junta de Andalucía ha sido una de las más esperadas por los asistentes habituales o, incluso, los de nuevo cuño. No en vano, una vez anunciado el cartel por parte de los organizadores de este festival que se incluye dentro de la marca ‘Jaén en Julio’, que promueve la Diputación Provincial de Jaén, provocó una sonora ovación en redes sociales.

Muy pocas veces puedes tener, en un pequeño municipio de 7.000 habitantes, la oportunidad de poder escuchar del tirón a dos referentes absolutos de la música en nuestro país y a una artista emergente de la provincia que está dejando las mandíbulas por los suelos con sus tremendas canciones. Precisamente, ella fue la encargada de abrir el show en el bellísimo Auditorio Torres Oscuras. Belén Turnes, quédense con su nombre porque les va a hacer falta en el futuro. Hace pop preciosista, con letras cuidadas, con una voz inquebrantable donde entremezcla unos graves profundos con agudos impecables. En sus canciones, un poco de todo: pop, rock, baladas y futuros himnos. El camino es imparable, sino tiempo al tiempo.

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Al término de la jiennense, momento de cambio de escenario para que un vigués imponga una nueva lección magistral. Antes idas y venidas del público a pillar bebida, a comprar merchandising o a los servicios. Ahí también podías ver a los organizadores. Entre ellos, el director Antonio Rosillo, que no dejaba pasar ni un detalle para que todo fuera rodado. Y ese nervio de Rosillo se hizo notar con un festival que, con la complicación de celebrarse en un solo escenario y lo que ello conlleva para el backline de los grupos, supo casi respetar los tiempos establecidos para el inicio de los conciertos. Algún retraso hubo, pero sinceramente a un servidor le parece un auténtico milagro que no se fuera absolutamente de madre. Por ello, diez minutos de retraso sobre la hora pactada es gloria bendita. Un aplauso, sin duda, para la organización en este aspecto. Al igual que el sonido y la iluminación que, a pesar de lo complicado del Auditorio Torres Oscuras, fue irreprochable.

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Pues llegó la hora, e Iván Ferreiro y una banda repleta de grandísimos músicos (entre ellos su hermano Amaro o el tremendo productor Ricky Falkner) comenzaron con los primeros acordes de un concierto repleto de canciones lentas y densas, con la marca Ferreiro, pero que en directo dejan un gratísimo sabor de boca. ‘Trinchera Pop’, su último álbum, fue el que aportó más canciones al setlist de la noche. Mención aparte para la tremenda e inclasificable canción ‘La humanidad y la tierra’ (que en su versión álbum canta junto a Tanxugueiras) y que sonó de manera magistral en el escenario. Había ovaciones y aplausos infinitos cuando Iván Ferreiro decidía sacar del ostracismo alguna canción de Los Piratas como Inerte, “M”, El equilibrio es imposible o la imprescindible Años 80. Eso sí, todas pasadas por el tamiz de su actual forma de ser, pensar, interpretar y actuar. A un servidor se le erizó la piel cuando, incluso, cantó los primeros acordes de Diecinueve del grupo sevillano Maga para dar paso a Turnedo, una de sus imprescindibles. Ferreiro es un todoterreno, y creó ambientes tremendamente salvajes con toda la parafernalia que llevaba en el escenario donde se mezclaban samples, teclados y loopers. Si tienen la oportunidad de verle en directo, no lo duden.

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Nuevo cambio de backline para poder acoger a uno de los mejores frontman de la escena musical en España. Y no exagero en absoluto, puesto que Tarque hizo del rock virtud durante muchos años liderando M-Clan y comiéndose el escenario con cada uno de sus movimientos y poses. Es inevitable compararlo con solistas como Bunbury a la hora de afrontar la difícil tarea de salir al escenario. No me refiero vocalmente, pues son muy distintos, pero si en la seguridad que muestran cuando plantan sus botas en las tablas y todo el mundo se queda embobado mirando al cantante sin percatarse de que tiene una banda alrededor. Y menuda banda, por cierto: la Asociación del Riff con Carlos Raya en la guitarra afilando la fresca noche de Torreperogil. Son dos los álbumes que tiene en su haber Tarque, uno homónimo y el segundo con el más que claro título de ‘Vol. 2’. Pues prácticamente todas las canciones fueron descargándose como si de disparos se tratase. Con una fuerza absolutamente arrolladora. Tuvo tiempo también para recrearse en alguna canción de MClan como Las calles están ardiendo. Pero Tarque tiene claro que no quiere comprometerse con lo anterior y sí con lo actual. Y hace bien. No inventa la rueda, porque el rock siempre seguirá siendo rock, pero funciona y en directo es una apisonadora. Tarque se aplica la máxima: “It’s only rock & roll”. Y le calla la boca a cualquiera.

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En definitiva, un ‘Mar de Canciones’ sobresaliente que deja el listón extremadamente alto para ediciones posteriores. Si yo fuera la organización estaría preocupado, porque si quieren mantener o incluso superar el nivel para la próxima edición van a tener que echar los restos.