A Alfredo lo que es de Alfredo

Sevilla

Hace veinticinco años de la toma de posesión de Alfredo Sánchez Monteseirín como alcalde de Sevilla. Fue el verano de 1999. Estuvo al mando de la ciudad hasta 2011, cuando el PP desembarcó en el gobierno con una mayoría absolutísima de 20 concejales. Monteseirín se recupera en casa de sus problemas de salud. Ha recibido la visita de Manuel Chaves, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis y su incondicional Manuel Marchena. El tiempo lima las aristas, saca a relucir el mejor perfil, calma las polémicas y es indulgente con los alcaldes. Alfredo tuvo un modelo de ciudad. Se podía compartir o no, pero lo tuvo y lo llevó a la práctica gracias a no tener miedo al sector inmovilista hispalense y ayudado por los años del boom económico que convirtieron a la Gerencia de Urbanismo en un cuerno de la abundancia.

Hizo cosas que no gustaron, generó polémicas y, ¡cómo no!, varios escándalos, pero no podemos ser cicateros al reconocer el resultado de las peatonalizaciones, los pasos subterráneos, los planes de barrio, la fundación del Cecop, la ampliación de Fibes, la construcción del tranvía que liberó de humos la Catedral, el nuevo PGOU… Y tantas y tantas cosas. Se entendió con los andalucistas del urbanismo y con los comunistas del carril bici.

Alfredo se recupera. La ciudad sigue su vida. En ocasiones es saludable mirar por el retrovisor. No hacerlo, ignorar el pasado reciente, es un riesgo, una irresponsabilidad y una ingratitud. Su último día como alcalde lo vivió en la Cartuja, que quiso convertir en un distrito más de la ciudad