Gracias por existir

Jerez de la Frontera

El pasado 7 de mayo nos dejó el doctor don José María Ibáñez, que ejerció la Medicina hasta después de cumplir los 90 años, en su consulta de la calle Porvenir, muchas veces sin cobrar. Un claro ejemplo de santidad, humana y divina. Lamentablemente, la Atención Primaria está en sus peores momentos, con los Centros de Salud al borde del colapso y el personal sanitario sobrepasado, por la ineficacia de nuestros políticos, de quienes depende la gestión de la Sanidad Pública, que de ninguna manera es gratuita, ya que la pagamos durante toda la vida con nuestros impuestos. En estas delicadas circunstancias, emerge la figura del Médico de Cabecera.

En mi familia, tuvimos como pediatra a don Jaime Bachiller, para quien no había horarios ni festivos cuando se trataba de atender a los niños. Hay profesiones que deben de ser vocacionales y la Medicina es una de ellas. En la alquimia de la Vida, la piedra filosofal es la humanidad. La humanidad, entendida como capacidad de amar, de cuidar a los demás y de preocuparnos por su bienestar físico y emocional. Un médico que te mira a los ojos, que te pregunta con verdadero interés lo que te pasa y cómo está tu ánimo, esa persona, es un tesoro. Como en todos los oficios, hay profesionales del 0 al 10.

Pero si nos fijamos en la excelencia de la calidad, en la bendita humanidad que cura más que los medicamentos, hoy quiero dar las gracias a Dios y a la Vida por la suerte de tener a un médico de cabecera con ese espíritu de entrega que no tiene precio: don Javier Lucena. Y quiero destacar a especialistas admirables por su amable cercanía, como el reumatólogo don José Raúl Menor, la oftalmóloga doña Ana Prieto Aberasturi y el médico de familia, recién jubilado, don Juan Piñero. Sirva esta reseña para poner en valor el trabajo sobresaliente de estos facultativos que, en tiempos muy difíciles, saben y quieren escuchar, derrochando empatía y humanidad. Médicos que irradian energía, que te alientan con su luz, que te alivian con su presencia, con un gesto, una mirada, una palabra. Personas, con mayúsculas, a las que siempre, siempre daremos las Gracias por existir.