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Opinión

El agosto en la ciudad

El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre la parálisis que está a punto de estrenar la ciudad con la llegada del mes del verano por excelencia

Carlos Navarro Antolín: El agosto en la ciudad

Sevilla

Julio se despide con sus últimas cornadas de calor y fuego que nos dejan las muertes de Juan Salas Tornero y Pepe Luis Vázquez Silva. La ciudad entrará muy pronto en los días de parón, freno de mano y silenciador. Días de serenidad obligada. Agosto no cuenta, no computa. Cuanto ocurra en agosto deberá ser recordado, reeditado, repetido y rehecho en septiembre para que de verdad se tenga por sucedido. Dejaremos para septiembre cuanto no haya sido debidamente celebrado, conmemorado o anunciado con anterioridad. La ciudad se ralentizará a la fuerza en agosto, salvo la mañana de la Virgen, pequeño paréntesis para honrar a la vecina más antigua.

Todo deberá esperar a septiembre. Las decisiones sobre el futuro de los vivos y los funerales de los muertos. Algo se acaba con el fin de julio, como si el telón se echara, las luces se apagaran y la ciudad quedara anestesiada. En agosto algunos se pierden y nos damos cuenta que a otros los hemos perdido… para siempre. Paramos y pensamos, hacemos balance y reflexionamos. Nos reencontramos quizás con nosotros mismos porque cesan ciertos ruidos que en el fondo son sustituidos temporalmente por otros. Sevilla en agosto puede ser una delicia… para ser vivida en la distancia y echarla de menos al tercer día. Volveremos en septiembre, usaremos las guayaberas hasta bien entrado octubre y siempre echaremos de menos a los nuestros, aquellos que nos hicieron felices muchos momentos.