Un curso difícil de aprobar

Sevilla

Es la consecuencia de la persistente bajada de la natalidad, que podemos atribuir a cambios sociales o de prioridades personales, pero en la que sin duda influye, y mucho, la precariedad laboral y los precios cada vez más disparados de la vivienda.

No parece que desde las administraciones se estén tomando esta crisis realmente en serio. Y deberían, porque la ola de malestar continúa creciendo.

Uno de cada 10 niños y niñas que han empezado sus clases es de origen extranjero. No, no vienen a invadirnos. Ni son peligrosos delincuentes en potencia. Han venido con sus familias a vivir y trabajar entre nosotros. A hacer de Andalucía su hogar.

No les hagamos desayunarse con discursos racistas y de odio como los que se escuchan estos días, los últimos con ocasión de la acogida de refugiados africanos en Alcalá de Guadaíra. Repito: refugiados. Una sociedad que ha acogido con los brazos abiertos a 300.000 ucranianos no puede caer en la xenofobia cuando quien viene tiene otro color.

Al curso escolar acompaña el curso político, marcado por la polémica de la financiación autonómica y la sospecha de un trato preferencial a Cataluña sobre el resto de territorios en el reparto de los fondos del Estado.

A usted tal vez este tema le suene farragoso, aburrido, repetitivo. Pero cuando piense eso, recuerde que lo que llamamos financiación autonómica es lo que paga entre otras cosas el colegio, los profesores y las becas que disfrutan los niños y niñas que regresan estos días a clase.

Vivienda, inmigración, financiación. Seguramente los tres temas que van a marcar este curso que ahora comenzamos. La pregunta, inevitable, es si seremos capaces de aprobarlo con buena nota.