El Alzheimer comienza veinte o treinta años antes de que aparezcan los primeros síntomas de pérdida de memoria
Llevar una vida saludable, ser positivo, buscar el optimismo, no aislarse y ejercitar la mente es primordial para mantener activo el cerebro
Sevilla
Especialistas de los hospitales Quirónsalud de Sevilla --Quirónsalud Infanta Luisa y Sagrado Corazón-- señalan, en el marco del Día Mundial del Alzheimer, que se celebra el próximo 21 de septiembre, que el inicio de esta enfermedad comienza veinte o treinta años antes de que emerjan los primeros síntomas. Además, subrayan la importancia de llevar una vida saludable y ejercitar la mente para mantener activo el cerebro, “el único órgano del ser humano que mejora con el uso”, según los expertos.
Según la Sociedad Española de Neurología, se estima que unas 800.000 personas padecen Alzheimer en España. La enfermedad de Alzheimer supone la principal causa de deterioro cognitivo en el mundo y suma, cada año, unos 40.000 nuevos casos. Los expertos resaltan que las alteraciones de memoria o sospecha de deterioro cognitivo son la primera causa de consulta en mayores de 65 años.
En este sentido, el neurólogo experto en la enfermedad del alzhéimer del Servicio de Neurología del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa, Félix Viñuela Fernández expone que el alzhéimer es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente y prevalente del cerebro. Asimismo, el doctor especifica que dicha enfermedad sí que tiene causa, pero que ahora mismo no son “causas detectadas”. Sin embargo, Viñuela Fernández sí señala que el Alzheimer tiene un factor genético, “hay un factor hereditario, menos del 1%, por el que se entiende que esta enfermedad pueda ir de padres a hijos, pero esto no es relevante en cuanto a la cifra de personas con esta enfermedad”, añade.
La doctora María Dolores Jiménez, jefa de servicio de Neurología del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, remarca que el diagnóstico precoz de la enfermedad de Alzheimer es importante por dos motivos fundamentales: conocer el pronóstico sobre otros deterioros cognitivos más estables o no progresivos y que, por tanto, no van a desarrollar una grave discapacidad en un futuro próximo, y para poder iniciar, a la mayor brevedad, medidas farmacológicas y no farmacológicas que puedan apoyar/ayudar funcionalmente al paciente.