Visita al Espacio Juan Serrano: "Tenemos el reto de integrar el arte de este momento histórico en nuestro patrimonio"

Córdoba

Cada momento histórico cuenta con expresiones y obras artísticas producidas en el seno de la sociedad. El tiempo promueve su transición hasta convertirse en patrimonio. En el camino, se va sucediendo la selección de aquellas obras que realmente impactaron en la cultura de un determinado lugar. Los artistas que trascendieron y marcaron a esa sociedad.

Córdoba cuenta con el imponente patrimonio artístico y cultural de un pasado brillante. Desde su etapa romana a Al-Ándalus o la posterior ciudad cristiana. Es el legado que protege y proyecta. Pero en ciudades como Córdoba, el arte sigue fluyendo. Y el reto de estas ciudades es integrarlo en su patrimonio.

Uno de los artistas que creó desde Córdoba una obra prolífica y con proyección internacional fue Juan Serrano. Quien fuera miembro del mítico Equipo 57 siempre buscó una obra dinámica, viva y llena de juegos de formas y colores, de luces y sombras. De nuevas formas de percibir los espacios.

Todo ello puede verse en las esculturas, diseños de mobiliario, laberintos y pinturas que llenan el espacio elegido por él y su familia para guardar su legado. Es un local ubicado en el Pasaje Maruja Cazalla, en la zona norte de la ciudad.

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Juan Serrano falleció en octubre de 2020 a los 91 años de edad. Su proyecto 'Alhambra', la instalación laberíntica que desarrolló para el C3A, fue todo un éxito para el gran contenedor cultural de la Junta de Andalucía. Público de todas las edades conectó con ella, se fotografió en su interior, jugó con sus espejos. La maqueta de esta obra está en el Espacio Juan Serrano.

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Curro Crespo, arquitecto y fundador de Amasce, colaboró estrechamente con Serrano y cuida también su legado, en contacto directo con la familia. Desde su cooperativa y Espacio Plástico, viene trabajando desde hace mucho tiempo en ampliar el concepto de cultura y patrimonio de la ciudad.

Como otros agentes implicados en ello, apuesta por una sociedad activa que sea capaz de generar espacios vivos donde se produzca arte, se exhiba y se estudie. Podría ser la alternativa a la hora de tener un lugar en el que ver las obras de los artistas contemporáneos de Córdoba. Una iniciativa privada pero con la administración apoyando su camino. "Hay un vacío entre el Museo de Bellas Artes y el C3A", señala Crespo. Y ahí, la sociedad debería poder encontrar un lugar en el que ver las obras de sus artistas del siglo XX y XXI.

La escritora Anna Freixas, viuda de Serrano, también cree necesario que la ciudadanía pueda disfrutar de estos artistas. "Se podría pensar en una fundación o algo que abarcara la obra de Juan y de otros creadores de gran calado como Hisae Yanase o Rita Rutkowski, o de artistas que tienen una obra importante y que ahora no está accesible al público", explica a Radio Córdoba.

Curro Crespo reconoce que hay un debate sobre cuánto contribuyen los artistas a la sociedad y cuánto se les devuelve. Y eso "se está planteando no tanto en vida, sino en la conservación de los legados":

El espacio Juan Serrano, la Cueva de las Maravillas

Entrar al espacio del arquitecto Juan Serrano es pasar del gris al color. Todo es luz, contrastes de colores intensos, curvas y rectas, juegos geométricos y "trampantojos". Engaños a nuestra percepción con los que el artista y diseñador estuvo jugando en su última etapa.

Vemos armarios llenos de maquetas, sillas sinuosas y cómodas, lámparas sencillas que parecen flotar, cuadros que juegan con las formas, esculturas que no nos permiten ver la magia de sus encajes. Y, por supuesto, laberintos.

"Son investigaciones sobre aberraciones espaciales. Me recuerdan mucho a las ficciones de Borges, cosas que parecen ser algo y no lo son". Encontramos un laberinto blanco lleno de luz con espejos al final de sus múltiples pasillos. Un espacio que se vuelve sensorialmente infinito y que "llevaría a una persona a quedarse quieta", dice Crespo, ante ese reto mental.

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También está en el espacio del Pasaje Maruja Cazalla la maqueta de la escultura giratoria que Serrano presentó al concurso abierto por el Ayuntamiento de Madrid para crear un memorial por el 11-M.

"Según la cara en la que se encuentre la escultura predomina un color", explica Crespo. Es uno de los elementos que impresionan y dan vida a una "cueva de las maravillas".

Para Curro, y así lo siente quien accede al lugar, "despierta en ti una positividad y una alegría... Entras en una especie de cueva mágica llena de cosas sugerentes, plásticas y muy coloridas. Saca de ti algo que no encontramos en nuestra realidad cotidiana, de colores más grises, más pardos".

Por eso, Curro Crespo ve en el espacio un "reto para nuestro patrimonio. Saber qué hacer con el patrimonio que hemos generado en este momento histórico".

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