Francisco Bernal, pregonero de la Feria y Fiestas de Bedmar 2024, repasa pormenorizadamente varias generaciones de músicos/as del municipio
El pregón, como es costumbre, se desarrolla entre el concierto de la Banda de Música ‘Jerónimo Caballero’
Pregon de la Feria de Bedmar 2024
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Jódar
El acto tenía lugar desde el Balcón Principal del Ayuntamiento, ante la Plaza de España, absolutamente abarrotada de público, como mencionaría el pregonero, gran parte de ella vinculado, de una forma u otra tanto a la Banda de Música como a la Escuela Municipal de Música.
El alcalde de Bedmar, Enrique Carreras, que ejercía de presentador del pregonero, en la primera parte de su intervención hacía un repaso al poco más de un año al frente de la corporación municipal, con su equipo de gobierno, para, a continuación, describir el perfil del pregonero:
“… Buenas noches, bedmareños, bedmareñas, vecinos y vecinas, familiares y amigos. Bienvenido y bienvenida a este pregón de nuestras ferias y fiestas patronales, en honor a nuestra patrona, la Virgen de Cuadros. Quiero que estas primeras palabras sean para saludar a los que, por motivos de trabajo o personales, hoy no pueden estar entre nosotros y en las fiestas de su pueblo.
A ellos siempre un fuerte abrazo. También agradecer a todas y cada una de las piezas que han trabajado y trabajan por estas ferias y fiestas. A cada trabajador y colectivo que está al pie de cañón para que todo salga a la perfección.
A la hermandad de Nuestra Señora del Cuadro, Nuestra Hermandad de San José, a la Policía Local, a Guardia Civil, a Protección Civil, a establecimientos de hostelería por su servicio y a la banda de música Jerónimo Caballero, gracias y enhorabuena por estar siempre ahí. Un año más tengo el placer y el orgullo de poder dirigirme a los bedmareños y bedmareñas en este periodo de Ferias y Fiestas Patronales, en honor a nuestra patrona, la Virgen del Cuadros. Un año es el tiempo que, junto a mi equipo de Gobierno, llevo al frente de nuestro ayuntamiento, donde el compromiso, el trabajo y la cercanía han sido los principales valores para afrontar cada día…
En esta legislatura muchas han sido las situaciones vividas, pero con humildad y sinceridad hemos realizado un trabajo del que podemos estar orgullosos. Por delante tres años más, donde empezaremos a recoger lo que entre todos hemos sembrado, donde la constancia y el esfuerzo harán que Bedmar siga creciendo. Nuestra gente, cada uno de vosotros y de vosotras, sois fundamentales para que el equipo que lidera nuestro ayuntamiento siga trabajando con la misma ilusión que el primer día…
Trabajo intenso y continuo desde la institución, sin descanso, como los bedmareños y bedmareñas se merecen. Bedmar es un gran pueblo, con una gran gente. Cada vecino y cada vecina de Bedmar, en su conjunto, forman una sociedad especial…
Un pueblo liderado por los valores del trabajo, el esfuerzo, la humildad. Un pueblo que, con los hombres y mujeres, ha salido adelante trabajando por un progreso, por un futuro siempre de esperanza. Estos valores son la bandera con la que cada día amanece nuestro pueblo.
Estos valores son los que en los momentos más difíciles nos hacen levantarnos para seguir hacia adelante. Ilusión y constancia para así luchar por el futuro de nuestro pueblo. Que no quepa la menor duda de que nuestro objetivo es el bienestar de todos y cada uno de los que hoy estáis aquí.
El diálogo y el entendimiento con todas las partes que integran nuestro municipio deben de ser la hoja de ruta para el progreso de Bedmar. Todos juntos y con el único objetivo que es el de trabajar por el Bedmar que a todos nos importa. Un Bedmar transformador, un Bedmar acogedor a cualquier tipo de iniciativa y un Bedmar con prosperidad.
Desde un humilde servidor y con la mayor de las ilusiones estaré y estaremos este equipo de hombres y mujeres trabajando para soñar con el mejor de nuestro futuro. Sin extenderme mucho más, paso a presentar a nuestro pregonero de nuestras ferias y fiestas de este año. Precisamente un hombre que representa todo lo anteriormente dicho…
Y ese es el motivo por el que hoy está aquí. Dando el pregón de nuestro pueblo, de su pueblo. Paco Bernal, director y profesor de nuestra Banda y Escuela de Música ‘Jerónimo Caballero’. 26 años son los que lleva Paco en Bedmar. Impartiendo semana tras semana cultura musical.
Y para muestra aquí abajo la tenéis. Una banda que es la esencia de nuestras ferias y fiestas. Y esencia también de cada uno de los actos que tenemos a lo largo del año.
Un edificio, como es también el de la Escuela de Música, que se llena de vida y de notas musicales tocadas por decenas de niños y niñas de Bedmar. Un trabajo que se desarrolla año tras año para llevar la cultura musical hasta todos los rincones de los hogares bedmareños. A lo largo de la historia de la banda y de su escuela podemos hablar que han sido cientos de personas las que han participado y colaborado en esta banda…
Desde su creación, juntas directivas, profesores y, por supuesto, siempre muchos alumnos. Pero Paco, discúlpame, a ti en 26 años te ha dado tiempo a mucho y muy bueno. Por ello hoy estás aquí y lo vas a contar.
Paco, no solamente eres un gran profesional, también eres una gran persona. Tan importante es la enseñanza musical que impartes como la enseñanza personal. Transmitir a nuestros más jóvenes la cultura del esfuerzo, la constancia, la perseverancia, el errar hasta conseguir lo deseado.
El esfuerzo es imprescindible en la música y en nuestra sociedad. Por ello, también creo que tu incidencia en los alumnos es positiva. No solo formas músicas, formas profesionales y formas personas…
Paco, un valenciano afincado en Torredelcampo, profesor en el Conservatorio de Jaén, pero que si sale el himno de Bedmar y el de Nuestra Virgen, mejor que el alcalde. 26 años han dado para mucho. Por ello, sin más preámbulos, doy paso al pregonero de nuestras Ferias y Fiestas Patronales 2024 para que conozcáis sus vivencias, su experiencia y también sus pasiones bedmareñas.
Aprovecho para volver a daros unas felices fiestas y que disfrutéis cada momento entre amigos y familia. ¡Viva la Virgen de Cuadros y viva el pueblo de Bedmar!...”.
Pregón de Francisco Bernal
El pregonero hacía un pormenorizado y extenso repaso a sus vivencias desde su llegada al municipio, desde la localidad valenciana de Buñol, para liderar y unificar los proyectos de la Escuela Municipal de Música y la Banda de Música ‘Jerónimo Caballero, “… Bueno, creo que ya lo ha dicho, todo lo que iba a decir yo lo ha dicho Enrique, si me descuido… Vamos, prácticamente suscribo mucha parte de sus palabras. En realidad, no lo tengo una el pregón, pero lo que ha dicho que me sé el Himno de Bedmar, eso es una realidad. Pero eso es fácil.
Como decía, el año que llegué yo era el año que se aprobó el nuevo himno, que es el de Caballero Troyano, o sea, de la música de Jerónimo y las letras de Troyano.
Y solamente estaba lo que era el papel del piano, que es como se compone. Entonces, el que hizo el primer arreglo del himno fui yo, y ese se hizo a cambio de que Loli no le diera sillas para la música. Ya llovió.
Por eso me sé el himno, porque fui el primero que empezó a escribir papel tras papel, para cada instrumento, y debajo había que escribir el himno con la letra de nuestro maravilloso himno…
Corporación municipal, señor presidente de la diputación, señores, señoras bedmareños y bedmareñas, buenas noches... En primer lugar, quiero agradecer a la corporación, con su alcalde a la cabeza, el ofrecerme estar hoy aquí para dar el pregón que marca el inicio de las Ferias y Fiestas en honor a la Virgen de Cuadros. Yo no sé si es por todo lo que ha dicho de las cualidades que tengo o porque posiblemente, junto a Paco Reyes, sea el que más he visto, porque llevamos veintiséis años seguidos. Yo no me he perdido ninguno, porque siempre he estado aquí. Entonces, creo que es un examen, a ver si me he aprendido cómo se hacen los pregones. Entonces, aunque muchos me conocéis, creo que es importante que los que no sepáis un poco más de mí.
¿Cómo he llegado hasta aquí? Pues me vais a permitir, como he dicho, que me presente. Muchas personas piensan que soy de Jaén, por la cantidad de años que llevo en esta tierra. No, como dije antes durante el concierto, soy un valenciano de nacimiento. Para más exacto, de Buñol, el pueblo de la Tomatina, donde nací una noche de marzo de hace cincuenta y cinco años, en la cama de la casa de mis padres, José y Rosa, que hoy nos acompañan. Tuve una infancia muy feliz con mis padres y mi hermana pequeña. Siendo niño, no tendría más de siete años, me apunté a música y empecé a estudiar clarinete…
Igual que vienen aquí muchos niños. Con el paso del tiempo comprendí que me gustaba tanto la música, que eso es lo que quería ser de mayor, dirigir una banda, tocar en una con los niños, eso era lo que yo quería ser. Así pues, realicé mis estudios superiores en el Conservatorio de Valencia y, posteriormente, en Rotterdam, Holanda, y me gradué.
En esos momentos, todavía con diecinueve años, en mi Buñol natal ya impartía clases y dirigía una banda. Pero las circunstancias o el destino quiso que en el año 91 me surgiese la posibilidad de trabajar en un conservatorio público de Andalucía. Y sin pensarlo dos veces, y tras consultarlo con la que era mi novia, que hoy es mi mujer, que está ahí bajo, me dijo “... Sí, te vas…”. Cogí la maleta llena de corcheas, me subí en el autobús y me vine, como muchos emigrantes bedmareños han hecho en otras épocas para irse a otras zonas de España. Y así me vine para Andalucía, me incorporé al cuerpo de profesores de música y artes escénicas en la especialidad de clarinete en la ciudad de Écija. Y, a partir de ahí, pues, en el año 91 empezó un periplo en el que fui dando tumbos por varias ciudades, entre ellas Sevilla y Córdoba capital, y llego a Jaén, año 95-96, donde, además de las maletas llenas de corcheas y el clarinete, ya vengo con la que era mi mujer, con Celia, que es mi compañera de vida y madre de mis hijos. Que la conocéis como la mujer del maestro, pero tiene el nombre Celia… Y, claro, ya llego a Jaén, pero ¿Cómo llego hasta aquí? Pues, otra vez, se dieron o las circunstancias de la vida o el destino. Es que yo ya creo en el destino. Lo que me hizo, cuando estuve en el conservatorio, impartí clases de clarinete a un montón de panciverdes, pero un montón. Estaba Cristóbal Viedma ‘El Albanchurro’, estaba Francisco José Herrera, el nieto de ‘Alerta’, estaba Gabriel, el hijo de Luisa, luego estaba Alejandra Pérez, la hija de Alejandra y de Antonio Pérez, estaba Mari Carmen Amezcua ‘Albanchurra’, o Rafa, el hijo del que entonces era secretario del ayuntamiento, que luego fue alcalde. Y, pues, clase tras clase, decían, pues, - “…Allí tenemos una banda, que estamos de capa caída, porque el director que hay, pues, no trata bien a los niños, la escuela está bastante mal… Y la verdad es que, si vinieses tú y le dieras una vuelta, pues, quizás cambiaría…”- Claro, ellos me soltaron la pelota y yo les dije, muy seguro de mí mismo, si yo voy allí, hago la mejor banda de la provincia, sin haber venido. Yo no sabía ni dónde estaba Bedmar.
Bueno, pues, yo sí, digo que sí, que sí, que yo voy allí y hacemos la mejor banda de la provincia. Bueno, pues, a partir de ahí empezaron, empezaron y era… Pero, de verdad, de verdad, de verdad, digo, bueno, es cuestión de hablar. Y un día que Lorenzo, el hijo de la ‘Alerta’, vino a recogerlos, pues, dijo, mira, que quería hablar contigo, - Porque allí tenemos una banda y estamos en mal momento y, hombre, sabemos que tú eres profesor conservatorio, que Bedmar que está lejos, a lo mejor no te interesa -.
Y yo dije, bueno, es cuestión de que nos sentemos, veamos el trabajo que tenemos que hacer y las condiciones que debo de asumir yo y os puedo pedir. Así que concertamos una entrevista en el ayuntamiento, aquí en este mismo salón, y en esa reunión estaba Loli Jiménez, que era nuestra alcaldesa en ese momento, y la adjunta directiva de la banda. Estaba Fernando Viedma, el juez, Lorenzo Herrera, el banquero, y Antonio Pérez, el sanitario. Y, por entonces, presidente Paco Navarrete, que era el fontanero y el aguacil.
O sea, es que todo el mundo era algo. Entonces, estuvimos un rato hablando, le dimos vuelta, le dimos vuelta, hablamos de actos, hablamos de sueldo, hablamos de un montón de cosas, y ellos me insistían. - Sí, sí, eso está muy bien, que la banda vaya a tocar, que la banda vaya a mejorar, pero queremos que la escuela se levante- ...
Eso fue un 20 de octubre de 1998, hasta hoy. Al aceptar el trabajo –lo acepté, por eso estoy aquí– mis pensamientos al llegar eran estar cuatro o cinco años, porque en la mayoría de sitios los músicos se cansan de que el mismo les esté diciendo lo mismo tanto tiempo. Entonces, a los cuatro o cinco años te sacan a gorrazos. No es habitual que un maestro de banda de pueblo esté veintiséis años, ni muchísimo menos. Pues yo dije cuatro o cinco años. Desde entonces llevo cuatro coches, seis alcaldes, o sea, María Dolores, Rafa, Micaela, Juanfran, Pablo y Enrique. Y unos pocos curas, por lo menos ocho. Por nombrar alguno quizás con los que más relaciones he tenido, porque hemos coincidido más en el tiempo, don Agustín, don Rogelio, don Juan.
Tres presidentes de la Hermandad de San José, Francisco Navarrete Herrera, Paco, el fontanero, Francisco Navarrete Medina, su hijo, y luego don Ildefonso Catena Vílchez. Y tres presidentes de la Hermandad de la Virgen, don Horacio Viedma, don Juan José Romero Amezcua y doña Amalia Vargas… La Asociación de Amigos de la Música, como tal, la estructura que tenemos ahora mismo se ha consolidado durante muchísimo tiempo. Esto fue por el empeño que tenía el alcalde de aquella época, en el año 89, que era Paco Reyes, el volver a recuperar la tradición musical que el pueblo tenía, que había tenido siempre y que, de un tiempo a esta parte, estaba de capa caída y como que faltaba algo. Faltaba quizás revitalizarlo.
Y él se empeñó en crear esta asociación con la directiva que he dicho antes. Estaba Fernando, Lorenzo, Paco Bedmar, estaba también Paco Reyes. Lo que es la reunión estuvieron las personas que comentaba antes.
Pues desde ese momento, yo ya llegué y se empezó a trabajar y, a partir de ahí, se fue construyendo la realidad que tenemos hoy aquí, con diferentes juntas directivas, con diferentes presidentes. Así pues, después de aquella primera junta, estuvo Juan José Medina, el fotógrafo. Estuvo luego José Manuel Vega, estuvo Santi Vargas y, actualmente, está Juan Miguel Fresno. Pero esos presidentes, evidentemente, no estuvieron solos. Los acompañaron un montón de personas, como Vicente Ruiz, el del banco, Baltasar, el maestro, José María Valdivia, Ildefonso, el maestro, o actualmente María José Navarrete, la hermana de Juanmi, Paqui Linares, la mujer de Agustín, Agustín, Diego, Adán, el barbero, del que ya hablaré después, la ‘Chavilla’, Loli Chamorro o los incombustibles, Paco y Socorro. Estas personas, por su forma de ser y compromiso, han ayudado a que la banda haya tenido la trayectoria que ha tenido y que tiene actualmente, especialmente, vuelvo a existir en las personas que no han dejado de estar nunca, nunca, que son Paco Aguilar, Socorro y Agustín. Muchísimas gracias…
Así que llego el primer día, vengo con la directiva, año 98, y llego a la escuela. Tres alumnos, tres. Juanche Valdivia, su hermana Pilar, y Rosa Salazar, la hija de Juan ‘Farruco’. Me acuerdo perfectamente. Y pensé – “… Bueno, pues sí que voy a hacer la mejor banda de Jaén, sí, con tres...”. Y esa misma tarde me voy a hacer el ensayo, que fue en el sindicato. No sé si se acuerdan del sindicato, los que están aquí. El miedo que daba el sindicato. Pero miedo, una humedad y un frío. Y donde ensayaba la banda era estrecho y muy largo, y era una banda enorme, estaban ahí hasta el final. Y yo me dije “…Madre mía, la que me queda aquí…”. De percusión, un bombo, un plato y tres cajas.
Poco a mí yo para lo que yo quería hacer. Nada que ver con lo que actualmente contamos. Ese primer ensayo estaban todos los músicos y pude apreciar la mezcla multigeneracional que había conviviendo la banda. Personas muy jóvenes que se estaban formando en el conservatorio, con personas que incluso no sabían música y tocaban de oído. Y lo que no olvidaré nunca fueron las caras que pusieron la mayoría cuando saqué el afinador. Porque ahora muchos de los que estáis aquí presentes lo habéis visto. Es un aparatito que saco así, que lleva colores verdes y rojos. Entonces, cuando sale el color verde que tocan es que está bien y cuando sale el rojo es que está mal. Pues la cara que ponían pensaban que aquello era el botón rojo de Trump. O sea, porque yo les ponía el aparato delante y la verdad es que lo pasaron fatal. Claro, estamos hablando de que estaban ahí Paco ‘El Alguacil’, Diego Redín, Paco El Chopo, Antonio Peñas. O sea, eran personas muy mayores, con mucha afición, pero sin ningún tipo de formación.
Pero esas gentes son las que fueron el caldo de cultivo para la banda que tenemos hoy. Porque luego estaban los más jóvenes, que estaba Eduardo Herrera, estaba Vega, estaba Fernando Viedma, estaba Juanjo de la Marisé, estaba Cristóbal Miguel, estaba Paquita ‘Buchones’, estaba Agustín Diego, ya estaba Lourdes la de Farruko, estaba Ana Biedma y podía seguir diciendo personas hasta mañana.
Pues con esa banda, y siendo el 21 de noviembre del 98, hice mi primer concierto en el Salón de Juan ‘Cabila’. Ese concierto podía haber sido el último que hacía yo, porque esto lo conté en el concierto de Santa Cecilia y, como anécdota, creo que es graciosa. A mí tengo dos pasiones, que es la música, mi banda de Buñol y el Valencia, el fútbol. Pues estábamos allí y había una pantalla gigante y aquí hay unos pocos madridistas, eso me di cuenta después. Entonces, como era el primer concierto, pues estaba la presidenta a mi lado y empezamos a cenar, terminamos el concierto, el concierto muy bien, empezamos a cenar, gol de Madrid.
Digo, mal, y de repente, gol del Valencia. Digo, gol, gol. Y seguimos cenando y yo con el ojo así, mirando.
Allí dando el comercio a cierto mundo, maestro, ¿y usted qué le pareció? No sé cuánto, pero hablando de usted todo el mundo, claro, el maestro de la música. Recién llegado y de repente, 2-1, y hago gol y me levanto. Y me cogió Paco, el aguacil o el fontanero, me coge del hombro y me baja y me dice, como te levantes otra vez, no te comes los turrones.
Eso era el 21 de noviembre. Y así fue, no me levanté, no me levanté. Bueno, pues ahí a trabajar, trabajar, trabajar y a trabajar y a trabajar.
Y daba clase a todos los instrumentos, todo lo que existe en el mundo lo daba yo. Cariño, este es otro, fue un trompeta, percusión, flauta… Vamos, yo no tenía ni idea. Me tocó comprarme manuales y libros y aprender.
Eso me vino bien, porque ahora sé de casi todo un poco. Vamos, una locura. Y entre prisa y prisa, pues de repente nos sale Semana Santa en Jaén.
¡Madre mía! Ocho o nueve horas. Y no habíamos salido de aquí, apenas nada más girar el palo, habían ido ellos, yo no había ido, al palo a hacer una procesión y poco más. Pues ahí que nos pusimos en invierno, pirá lejos para arriba, pirá lejos para abajo, pirá lejos para arriba, pirá lejos para abajo, y un día y otro, y la caja, y turrudum, turrudum, y para arriba, y para abajo, ¡que no! Como la Emili, lo mismo.
Pues llegamos a Jaén y triunfamos, pero bien triunfado. La verdad es que fue un verdadero éxito y un placer. Pues sería por el boca a boca de que el maestro lo hacía bien con los chiquillos, que antes parecía que a lo mejor no los trataba con el cariño que hay que tratar a un niño, empezaron a apuntarse, y más, y cada vez más, y cada vez más, y cada vez más, y llegó un momento pues que las mismas circunstancias obligaron a contratar a otra persona.
Y ese profesor también marcó un antes y un después en la banda, porque fue un gran amigo mío, que es Francisco Agustina, que vino a dar viento metal. Y, estando los dos impartiendo, pues todavía era cada vez más, cada vez más, cada vez más, y había más gente. Y empezamos a invertir en instrumentos, Caja Granada nos cedió nuestra primera batería, compramos nuevos uniformes, empezamos a hacer audiciones de alumnos, que dinamizaron mucho la vida y la cultura de la localidad, y ante esas necesidades de espacio, pues ya pasamos de sindicato a la casa parroquial, en la que impartimos clases y ensayamos un montón de años.
Luego estuvimos un tiempo en la sede del PSOE y ya, finalmente, en lo que era la Casa del Médico, edificio que compartíamos con varias asociaciones y que actualmente ocupamos de manera exclusiva en su totalidad. Porque, si alguien no conoce nuestra escuela, lo ha dicho el alcalde, con la oferta educativa que tenemos hoy por hoy somos la envidia, pero de verdad, de muchos pueblos y ciudades que nos multiplican en población, y como muestra el número de alumnos. Ha habido años que hemos tenido más alumnos en nuestra escuela que el conservatorio de Huelma, un conservatorio oficial de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía.
De hecho, en el próximo curso seremos nada menos que ocho profesores, que no está mal, todos ellos titulados y que impartirán todas las especialidades instrumentales propias de la banda. Pero, además, en nuestra escuela se podrá estudiar guitarra, iniciación al piano o música y movimiento para los más pequeños.
Y lo que más me alegra es que, de esos ocho profesores, cuatro son de aquí, de Bedmar. Francisco Ruiz, el hijo de Merci y Magdalena, como profesor de guitarra. Manuel Adán, el nieto de ‘Alerta’, que impartirá saxofón. Y Lucas y María, mis hijos, que enseñarán clarinete, piano y música y movimiento. Y, si se animan algunos de los presentes, habrá un grupo de adultos en el que tendrá cabida toda aquella persona con inquietudes musicales, independientemente de la edad que tenga. La calidad del profesorado y del nivel alcanzado por los estudiantes nos ha llevado a ampliar y mejorar su formación más si cabe, con la realización de nuestros seminarios y jornadas de perfeccionamiento realizadas en julio, habiendo realizado esta actividad hasta siete años de manera consecutiva y que se vio cortada por la pandemia del COVID-19.
Estas jornadas convirtieron a nuestro pueblo en un referente de la cultura y de la música en la provincia durante muchos años, asistiendo en alguna ocasión más de ochenta alumnos de fuera. De manera paralela a la mejora de la oferta educativa, nuestra banda fue mejorando de manera muy significativa y empezamos a salir fuera y a hacer grandes actuaciones, entre las que destaca, sin duda, la de Festival 2014 en la ciudad de Jaén, año en que nuestra banda cumplía veinticinco años. En la memoria colectiva de los músicos hay un recuerdo muy bonito, que es el certamen de bandas de Albolote. Era la primera vez que salíamos para hacer un concierto con una banda de otra provincia, un concierto propiamente. Y otro que fue muy significativo es la grabación del disco ‘Sones de la Villa’, en 2014, junto al coro Virgen de Cuadros, dirigido por Loli Peñas. Vaya experiencia chula. Muchos de los que estáis aquí estuvisteis conmigo, porque ahí nos plantamos en el estudio de Úbeda un montón de panciverdes, pero un montón. Yo he contado en la carátula del disco más de ciento veinte personas, con la ilusión de inmortalizar en un documento sonoro el repertorio más representativo de nuestro pueblo, como nuestros himnos a Bedmar y el ‘Himno de la Virgen de Cuadros’. Y que, aunque nos costó lo suyo, al final mereció la pena, como puede constatar, si escuchan el disco. De esta grabación recuerdo desde el coro que canta a Fernando, el Juez, Cecilio el Panadero, Juan José, director del colegio, Vicente del Banco, Paco Fontanero, entre otros muchos. Los conocéis a todos, ¿no? Porque eso es otra cosa del pueblo. Aquí los apellidos están para los carnets de identidad. Porque Vicente Martos no es Vicente Martos, es Vicente del Estanco.
Y así podría enumerar a cada bedmareño y bedmareña. ¿Es Farruko? Que no se llama Juan ‘Farruco’, que yo pensaba que sí, hasta que un día, cuando se apuntaron los chiquillos, Juan Salazar. ¿Orel y La Chavilla? Que tampoco, que se llama Loli Chamorro.
Durante todos estos años he tenido el privilegio de conocer y compartir grandes momentos y vivencias con los mejores de cada generación, de bedmareños y bedmareñas. Nombrarlos a todos es imposible, pero desde aquellos primeros músicos, Vega, Agustín, Diego, Juan José de la Marisé, Cristóbal ‘El Albanchurro’, Juanpe’, Lourdes Herrera, los que he dicho, han pasado –y no exagero– cientos de jóvenes que, en mayor o menor medida, han formado parte de mi vida y yo de la de ellos. Los hijos de Paco y Socorro, las hijas de Paco Reyes, los hijos de Juan Farruko, los nietos de Diego Redín', los nietos de Paco, los hijos de Balta, los hijos de Amalia, las hijas de Loli… Y podía seguir así hasta la hora de las tostadas.
Pero, si me alargo mucho, lo mismo Seba sube y ya me regaña también. Quiero indicar que los no mencionados, por omitirlos, no son menos importantes que los que aquí he referido o han dejado menos huellas en mí. Algunos de ellos han realizado estudios musicales y han decidido que no era su camino, como Miguel, el hijo de Miguel ‘Tachuelas’, y otros que sí eligieron el noble arte de la música como su forma de vida. Y hoy se dedican profesionalmente a la docencia o la interpretación, como David Aguilar, que lleva el nombre de nuestro pueblo en los mejores teatros de Alemania, o Manu, Hugo, los nietos de ‘Alerta’, que se dedican a la docencia. Francisco, el hijo de Magdalena, que también se dedica a la docencia en nuestra escuela, o Santi Vargas, que actualmente dirige la banda de Cabra de Santo Cristo. O mis propios hijos, María y Lucas, que han hecho de la música su profesión.
De los que no se dedicaron a la música o la dejaron por distintas circunstancias, me consta que guardan de su estancia la banda grandes recuerdos y un amor por la música que tendrán el resto de su vida, como dan fe, cartas –lo he dicho antes– muy emotivas, que he recibido de varios de ellos esta misma semana, y que por el calendario no pueden estar hoy aquí.
¿Y qué he de decir de mi banda? Mira cómo me miran, si es que los quiero un montón. Ahí tenemos un grupo de personas noble, comprometido y de una calidad humana excepcional, sin excepciones, del primero al último. Ahí está el núcleo duro, la ‘Chupipandi’, Gemma, Isa, Amalia, Natalia y Rocío. Tenemos las ‘Empoderadas’, que están las dos Adrianas, Rosel. Y vienen pisando fuerte las ‘Supernenas’, cuidado. Llevamos varias generaciones nuevas y siempre conviviendo con verdaderas instituciones de la banda, como he dicho antes, con mucho respeto. Personas que llamo de instituciones, pero es que lo son, son los que siempre están. Lo vuelvo a repetir, es que me sale del alma. Está Agustín Diego, el barbero, que lo mismo toca la tuba que te canta la zarzuela o te coge la flauta. Esa Secorro que hace de secretaria, de presidenta de funciones, pendiente de los trajes de los músicos, de los recibos de la escuela.
O Paco Aguilar, que, si bien no toca, su labor es imprescindible para el buen funcionamiento de cualquier banda. El archivero y, como él dice, el intendente, prepara y dota cualquier cosa que el músico pueda necesitar en cualquier momento.
Pero otra cosa. También deben saber los familiares de los músicos, de la familia de los musicales, que los musicales somos los de la banda de Bernal. En el momento forman parte de nuestra gran familia los apellidos, por si ya no tenemos bastante con el mote, le añadimos más cosas. Pasan a ser reconocidos ya no por el apellido, sino por el instrumento que tocan. Ahora, Adriana Quesada no es Adriana Quesada, es Adriana Flauta. Y Adriana Martos no es Adriana Martos, Adriana Trompeta.
Y así podríamos enumerarlos a todos. El ambiente que hay, desde siempre, ha sido un ambiente sano que únicamente inculca valores, como ha dicho antes el alcalde, que hoy en día y, por desgracia, se están perdiendo. Valores como el compromiso, solidaridad, respeto, educación.
Y lo mejor de todo es que, si ellos dicen que aprenden de mí, yo cada día aprendo de ellos, habiéndose ganado mi respeto y admiración. Y lo digo por todos y cada uno, desde Rafa, nuestro clarinete principal, hasta Arón, el dueño de la percusión. ¿Cómo será el buen ambiente? Que se han formado parejillas, que han durado más o menos, pero algunas. Antes le he dedicado el paso doble también a Clara, Victor y Clara. Ese amor sufrió en el seno de la banda y ahí tenemos el fruto de ese cariño que se profesaron en el seno de nuestra agrupación. Y, como dicen en el conservatorio, lo que la música ha unido, que nadie lo separe.
Tampoco estamos todos los días ensayando, que en nuestros ratos… Bueno, este mes nos lo llevamos, esa convivencia de vez en cuando, con esas paellas del maestro. La última estuvo regulera, pero normalmente no es tan mala cosa. La amiga de ‘Farruco’… Hacemos algún viajecillo cultural, como el festival de Úbeda.
Momentos que, sin duda, fortalecen nuestra relación y nuestros lazos. Bueno, pero de otras maneras, también estoy aquí como portavoz un poco de lo que es la Escuela Cultural Musical. Entonces, no solamente he centrado mi labor en la banda, entiendo que la parte del trabajo del maestro de música es acercar la música y la cultura a todo el pueblo. Y, con ese propósito, durante muchos años celebramos ciclos de música clásica titulados Primavera Musical, en los que disfrutamos de distintos formatos e instrumentos, para acercar la cultura musical al público. Ahí quiero destacar la ayuda y apoyo de Antonio Catena. No sé si estará aquí y le pone su mujer, Trini,, que siempre estuvieron pendientes de que todo saliera en orden, incluso cuando ellos no estaban dentro de lo que era la propia corporación.
He de decir que se hicieron durante muchos años, con mucha afluencia de público y, sin duda, cumplieron su objetivo y elevaron la cultura musical de muchos bedmareños y bedmareñas. Como bien dice el dicho, de bien nacido ser agradecido, por lo que no quiero dejar la ocasión para recalcar que siempre he contado con la inestimable colaboración de las distintas corporaciones municipales, con sus alcaldes a la cabeza, para cualquier propuesta que he realizado, así como la excelente predisposición de las diferentes juntas directivas de la asociación. Y que, para ser más justo todavía, he de decir que, donde no ha llegado el ayuntamiento, pues ha llegado la Diputación Provincial, por casualidad, porque estaba nuestro amigo y paisano Paco Reyes.
Así hemos tenido la suerte de traer a nuestro pueblo orquesta, cuarteto de cuerda, lo mejor del flamenco, que ha venido Pepe Rojo, lo mejor del jazz, ha venido Sergio Albacete. Hemos traído cantantes de ópera, hemos traído grupos de lo más variado. Todas y cada una de esas actuaciones han enriquecido la cultura de nuestros paisanos. De hecho, la gente que ha venido aquí a actuar se sorprende de la educación y el respeto que se profesa a los músicos por parte del público. El silencio que hemos conseguido aquí no es habitual. Vas a otros pueblos y la gente hace corrillos, o sea, corrillos de verdad. O sea, la banda está tocando y la gente se pone a hablar, pero un poco de respeto. Y si no quieres venir, no vengas. Pero antes he pedido silencio, pero es que es verdad, le ponemos mucha pasión y mucho cariño a lo que hacemos.Creo que es desmerecer y faltar el respeto al intérprete. Entonces, si alguna vez me han visto, me habrán visto muchas veces, porque eso también ha sido educar poco a poco, de tener que insistir yo. Muchas veces he tenido que incluso parar la banda, porque también hacemos los conciertos al aire libre.
Y aprovechando que el piso que ha pasado por Valladolid me van a permitir las autoridades que están aquí detrás, que entendemos las dificultades económicas actuales y la situación económica del país. Pero sí que estoy en la obligación de reclamar que, en cuanto tengan oportunidad, hagan un espacio escénico como se merece este magnífico público y las distintas asociaciones culturales de nuestro pueblo, ‘Las Viejas Glorias’, la asociación del teatro o nuestra propia banda. Tomar en el testigo, han dicho que sí.
Yo he venido aquí a ser pregonero de las fiestas. Me conocéis, yo no soy un católico devoto ni practicante, que lo sepa el párroco, pero sí que es cierto, y no lo voy a negar, que tengo devoción y fe tanto por San Luis Beltrán, que es el patrón de Buñol, mi pueblo, y, me voy a permitir, como por mi Virgen de Cuadros. Ellos son a los que les agradezco las buenas épocas de salud y bienestar y a los que me encomiendo en las malas épocas, que haberlas, como en todas las casas, ahílas.
Con la Virgen yo tengo mi momento de acercamiento y recogimiento todos los años, porque tengo el enorme privilegio de ser de los que más cerca está de ella. Y, aprovechando estas circunstancias, pues, paso andando entre las andas y cada año acaricio su manto, que, por cierto, qué bonito, el verde oliva, el azul, y está guapo con todas, está guapa con todos. Ese momento me lo quedo para mí, porque ahora todo el mundo ve el pedazo de trono con el cuerpo de anderos y anderas y olvida que esa historia es reciente, ya que hasta no hace mucho, tanto la entrada como la romería de la virgen de cuadros, el traslado se hacía en una urna de viaje, y no fue hasta 2004 cuando se encargó el actual trono y templete, que también luce desde las fiestas patronales de 2004.
Y fue en ese preciso momento, en 2004, cuando se creó el cuerpo de anderos de la Virgen de Cuadros, homenajeado este año en la portada de nuestro libro de fiestas, y desde 2017 el cuerpo de anderas. Hechos que, desde ese momento, sin duda, dieron a la fiesta mayor solemnidad y belleza. Con anterioridad, a 2004, en la procesión del 26, nuestra patrona procesionaba sobre un bonito trono de madera…
Lo primero que tuve que hacer, musicalmente, con la Virgen fue seguir el consejo que me dio el párroco don Juan Biedma, Juan ‘El Maquillo’, y que no era otro que tocar el himno de la virgen a una velocidad apropiada, ya que el pueblo… Ustedes, en el Peñón de San José, allí, se emocionaban mucho cuando llegaba el encuentro. Yo también me emociono. Entonces, corrían mucho, es cierto.
Corrían tanto que, incluso, no se entendía el fraseo ni se disfrutaba la letra tan bonita que tiene el himno. Y la verdad es que lo hemos conseguido, lo hemos conseguido. Ahora se canta como hay que cantar, se respira cuando hay que respirar, pero nos ha costado… Y luego, además, mi banda y yo tenemos un compromiso con ella, y es que, mientras este maestro y esta banda estén detrás de ella, de su manto, no va a dar un paso sin música, lo que, sin duda, da mayor lucimiento y majestuosidad a cada momento. También hemos instaurado pequeñas cosas que engrandecen el procesionar de nuestra virgen, cosas que, a lo mejor, la gente pasa desapercibida. Por ejemplo, esa salve que le cantamos en la plaza de abajo, al unísono la banda y los anderos y anderas, el día de la entrada, eso es muy chulo. El día que conseguimos que coincida el momento de cantar la Encarnación Coronada con el momento preciso de estar en el centro de la plaza, eso… Si no se han dado cuenta hasta ahora, les recomiendo que presten atención el próximo día… Pero eso, rememorando tiempos pasados, lo que hacemos hoy en día no es tampoco lo que se hacía, porque antes íbamos como ahora, íbamos con los coches, los esperábamos en el puente, pero luego subíamos a la ermita, entrabamos dentro al coro, tocábamos el himno con todos los fieles allí y después hacíamos un concierto a las tres de la tarde. De ahí no se quedaba nadie, porque se iba todo el mundo a comer tortas y hornazos.Y dijimos, bueno, pues si aquí no queda nadie. Un día estaba yo y los músicos y digo, pues vámonos, ¿no? Y dijeron, pues vámonos, y nos fuimos y desde ese día ya no se nos ha vuelto a hacer… También hay una parte de la fiesta que solo vemos los músicos y el cohetero, el Francisco, el cohetero, que son las caras de los hermanos y hermanas mayores, con toda la ilusión que nos esperan en la llena floreada del día 26 de septiembre o el mismo día, el 1 de mayo, siempre con sus mejores viandas para agasajar a los músicos, que eso también ha cambiado. Antes eran plumillas y anís. Que con el anís, vaya, porque el anís, cuando llevaba seis casas, él me decía, maestro, bebe. Y a mí no me gustó el anís.
Maestro, que tienes que beber. Vale, una copa. Cuando llevaba seis, luego la recogida de hermanos era regulera.
Entonces, poco a poco, afortunadamente, fue cambiando y ya lleva más años que hay jamón, queso, cerveza fresquita, batidos para los pequeños y otras delicias. Antes eran también cuatro días de diana y los cabezudos. O sea, que los músicos eran una paliza considerable y poco a poco imperó la cordura, se entendió que la gente debía también participar en la fiesta y poco a poco recolocamos, bajo presiones municipales, los actos como están actualmente.
Estamos hablando de grandes y buenos momentos, pero malos también hemos tenido, cuando tuvimos que meter a la Virgen en la cochera de la pililla, que ahora expone refugio. Pero, madre mía, la que pudo caer ese día, aquello parecía el diluvio universal cayéndonos encima, los instrumentos chorreando… Hubieron niños pequeños de la banda que se perdieron, o sea, del caos que se creó. Aquello parecía un holocausto. Pero, al final, todo siguió su curso y, si bien no fue ese día, terminamos celebrando las fiestas y llevando a su santuario, a nuestra patrona, el último domingo de octubre.
Quiero decir que, entre tanta música y tanta música, la vida siguió su curso, me hicieron mis dos hijos, crecí personal y profesionalmente y aquí seguía. Momentos buenos, sí, pero malos también. Los duros ensayos en invierno, con poca asistencia, o cuando nos quedábamos sin músicos, porque se iban a estudiar a la universidad y dejaban de asistir. Es lo único que no he conseguido cambiar. Cuando se van a la universidad se acabó la banda. Pero, de verdad, ¿no os gusta ya? Es que hay muchos aquí presentes, porque sé que les gusta y que me quieren.
O sea, no sé, pero de repente… Es que, maestro, cada vez que voy a la universidad, bueno, y ¿Es incompatible la Universidad y la música?. Eso, cada vez que pasaba, significaba que era volver a empezar desde cero. Y cuando ya estaban grandes y ya sabían tocar, otra vez a la universidad. Yo creo que llevo cinco o seis bandas de distintas generaciones y eso es duro, porque es un trabajo gratificante cuando llegas a la calidad que hemos tenido hoy, que la banda ha sonado muy bien, pero hasta que llegamos a esto hay muchas horas de trabajo y muchos sin sabores.
En alguna ocasión pensé muy seriamente en dejarlo, de verdad, pero el cariño mostrado por mis músicos. Y encima la amenaza. O sea, yo es que estoy amenazado. – “…Maestro, como te vayas tú nos vamos todos…”. Vamos a ver, yo no puedo tener ese estigma el resto de mi vida. O sea, el día que me vaya yo va a desaparecer la banda, no puede ser eso.
Pero ahora mismo, cuando yo digo que me voy a ir, bueno, ese es el final. “… Maestro, como te vayas tú nos vamos nosotros…”. No, eso no puede ser.
No me voy aún.
Bueno, pues, siguiendo el devenir de la historia, de mi historia en Bedmar, ya la medida que me hacía mayor las niñas que había en la banda cuando llegué, Luz de la ‘Farruca’, Isabel María Vega, Luz de Herrera, Placida de ‘Buchones’, se hicieron mujeres y pasaron de ser niñas a ponerse novias y de ahí a casarse y a tener bebés. Y recuerdo perfectamente verlas en la romería paseando sus barriguillas o verlas al año siguiente con los carritos de la feria. Y años después han venido a apuntarlos los chiquillos a música…
Y eso es muy bonito también, pero que muy bonito. A mí, por lo menos, me gusta mucho. Y todavía hay un caso más singular, que es la familia de Juan ‘Farruco’, Le he dado clase a sus tres hijos, a él y a los nietos, y han coincidido en el tiempo. Ahora está tocando su nieta y él, y va a volver su hija... Todas estas pequeñas cosas para mí han sido experiencias muy bonitas y gratas y que, sin duda, nunca olvidaré.
Así que todo lo contado hoy aquí es lo que me hace que me sienta un panciverde más, al igual que mis hijos y mi mujer. Aquí tengo mi pueblo de adopción y mi familia, que no es de sangre, que es la que tú eliges. Me refiero a Paco, Socorro y sus hijos, Francisco y David.
Mis hijos los llaman titos y primos, con eso creo que lo digo todo. Mis hijos se han criado aquí. Es más, podría decir que son más de bedmareños que un Torreón de Cuadros, dicen que cuando se jubilen se vienen a vivir aquí. Bueno, yo seguramente ya no esté, pero ellos dicen que cuando se jubilen ellos. Aquí tienen sus amigos, tuvieron sus primeros escarceos amorosos y se sienten tan queridos como me siento yo.
Y, según pita la cosa, y como me dijo Amalia, la abuela de Santi, que hacen un ‘corrico’ ahí, al final, al principio de la calle Esparteros, hacen un corro. Y, como siempre salgo de ensayo, pues están ahí. Y iba con mi hija y me dice – “… Maestro, que viniste sin hijos y trabajé con los nietos…”.
Pues fue decirlo y me vi en el puente de cuadros con el carrico, esperando que viniese la Virgen el último domingo de octubre. Pero tal cual. Como anécdota, y ya para terminar, es verdad que ha salido de manera recurrente Paco el Fontanero, pero fue una persona con la que tuve mucha relación.
Y cuando terminaba alguno de los muchos conciertos que él venía siempre, especialmente si era zarzuela, porque cuando era moderno decía - “… Maestro, esa música no me gusta…” -,especialmente si era zarzuela o pasodobles, venía y me decía - “… Maestro, qué bueno eres…” - . Es decir, “… Eso es que me quieres mucho…”. - “…No, no, eres el mejor…-.
Digo “…Bueno, que me sigues queriendo mucho…”. Y decía – “… Qué suerte tuvimos de traerte al pueblo…”-. Eso me decía él, ¿no? Yo creo que el afortunado soy yo, de haber venido…
Quizá el destino, como dije al principio, de sentirme tan valorado y querido por tanta gente. Y es que, además de ese cariño, me llamáis maestro, maestro. ¿Y qué es ser maestro? Ser maestro es una profesión que va mucho más allá de enseñar contenidos académicos. Un maestro es un guía, un mentor, y juega un papel crucial en la formación de futuros ciudadanos, contribuyendo al desarrollo de una sociedad más educada y consciente. Y eso es una responsabilidad muy grande, muy grande, y que intento desempeñar con trabajo y humildad. Y entiendo que el estar hoy aquí es un reconocimiento a esa labor.
Ese reconocimiento para mí tiene mucho, pero que mucho valor, más de lo que puedan imaginar, y me ha hecho que hoy sea uno de los días más felices de mi vida, acompañado de mis padres, mujer, hijos y un montón de personas que sé que me queréis, igual que yo os quiero a vosotros. Y antes de despedirme, me vais a permitir dar las gracias a todos los que me han acompañado en este largo recorrido y que han estado siempre ahí, en las duras y en las maduras, especialmente Celia, mi mujer y compañera de vida, mis hijos y todos los que, de algún modo, también habéis estado ahí, corporaciones municipales, juntas directivas, padres y madres, que me habéis confiado en la educación de vuestros hijos, una cosa tan importante como esta, y me la habéis confiado a mí. Por eso he dicho antes que me llenaba de satisfacción el hecho de que, habiéndome conocido de maestro y que me traigáis a vuestros hijos, o sea, eso ya implica un compromiso que adquiero yo, o sea, moralmente.
O sea, que vosotros penséis que soy la persona propia para educar a vuestros hijos, eso es lo más grande que les puede pasar a una persona. Y quiero tener también un recuerdo para los que ya no están con nosotros, porque el tiempo y la propia vida se los ha llevado. Y no voy a nombrar a nadie, pero han sido muchas las personas que he conocido en veintiséis años y que, por desgracia, ya no están aquí.
Y sé que, de estar aquí, estarán disfrutando de este momento tanto como lo estoy disfrutando yo, y espero que hayan disfrutado ustedes. Ahora sí, el pregonero termina su pregón y os quiero decir una frase que he tomado de los guionistas del programa de Televisión Española El Paisano. “…Paisanos de Bedmar, bedmareños y bedmareñas, panciverdes todos, soy muy buena gente.
¡Viva Bedmar!, ¡Viva la Virgen del Cuadros! y ¡Vivan los musicales! Muchas gracias.