Charnegos, maquetos, caciques y rufianes
La firma de Francisco Benavent en Hoy por Hoy Jerez
Firma Benavent
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Jerez de la Frontera
CHARNEGOS, MAQUETOS, CACIQUES Y RUFIANES
Hay que echar mano del diccionario de la lengua española para indignarse, o no, de las lecciones democráticas que nos dan nuestros amados políticos. Sí, nuestros. En definitiva les pagamos el sueldo con nuestros impuestos, los que van implícitos en nuestro trabajo por cuenta ajena o por cuenta propia, en el IVA que se incluye en los productos y servicios que pagamos y en el impuesto que pagan las empresas y grandes fortunas por su patrimonio y sus ganancias, allí donde lo paguen, si es que lo pagan.
Pido poco: respeto por las personas e incluso por los políticos, educación ante aquellos que no piensan como yo, aunque no sean respetables ni sus pensamientos ni sus hechos. Creo más en argumentar.
Cuando un "charnego" (en castellano castizo significa "perro", lo define la RAE), o un "maqueto" (en euskera significa "tonto" o" majadero") llama cacique a los legítimos representantes del pueblo andaluz, solo a los que han gobernado desde hace 40 años, los de antes parece que no lo fueron, lo que se me ocurre es llamarle despreciable y preguntar qué les hicimos a los pobres que se fueron, los pobres que nos quedamos aquí.
Porque los que nos quedamos aquí somos los que hemos votado democráticamente a esos que el diputado señor Rufián llama caciques (la definición también se describe en el Diccionario). Por cierto, "charnego" es el apelativo despectivo con que se conoce a los emigrantes españoles pobres en Cataluña y "maqueto" se utiliza en el País Vasco para designar a los emigrantes pobres del resto de España que no hablan euskera (a los ricos europeos nunca se les llamó no charnegos, ni maquetos, ni a los nuevos ricos, sean del color de piel que sean).
Nuestro actual Presidente, el de la Junta, votado mayoritariamente, es catalán con orígenes malagueños, como el señor diputado, que tiene un poquito de Jaén y un poquito de "Graná", y aunque no estoy de acuerdo con las políticas liberales ni las he votado, no se me ocurriría nunca llamarlo cacique catalán o "guachisnai", ni al Sr. Rufián, perro andaluz o "papafrita".
Como ha recordado la Presidente Susana Díaz," aquí no hay caciques, solo un pueblo que se ha ganado el respeto con esfuerzo y trabajo". ¿Por qué tanto resentimiento? Seguir alimentando el estereotipo del subdesarrollo andaluz desde el Empordà para alcanzar sus fines propagandísticos es tener "mu malafollá".