Al Almería le sale un nuevo rival

El técnico de la UD Almería habló de “hormiguita" para conseguir un equipo más “unido y ganador”. Reconocía también en la previa que le estaba costando más de lo previsto juntar todas las piezas y colocar al equipo en la mejor situación de juego y clasificación. Va a tardar encontrar explicación a este cambio radical. De una alineación totalmente desarbolada que perdía conceptos básicos en el Ciutat de Valencia a otra que se puso el mono de faena por primera vez y se mostró solidaria con el compañero.

Habrá sido por ese “mirarse a la cara” entre profesionales. El que está al lado y viste de rojiblanco es un aliado, no un enemigo. Y si alguien va a la guerra, el resto sale detrás. “Una victoria así tiene muchísimo valor, nos generaron alguna ocasión, pero el Almería ha pasado de conceder acciones inexplicables a parecer que el Burgos lo tenía complicadísimo para marcar. No voy a decir punto de inflexión, sí una muestra de lo que es capaz de hacer esta plantilla”, fue la reflexión de Rubi.

Situación

En este deporte solo puede sorprender algún cambio de reglamento. Poco más. Los entrenadores están en manos de los futbolistas y Rubi lo sabe. Si él quiere comandar esta nave debe tener al que menos minutos acumula a su lado. Y el mejor ingrediente para ese cóctel es la victoria en casa.

Convencerse

Los rivales siempre utilizan el dulce: “El Almería tiene la mejor plantilla de Segunda”. Probablemente no se equivoquen porque cualquiera querría tener en sus filas a Melamed, Arribas, Baptistao o Suárez. Pero no es lo mismo disponer de la mejor plantilla que tener un equipo. El puzle no había encajado las piezas hasta el sábado. Son los mismos que salieron abochornados de Valencia, y los que cayeron 2-5 con el Castellón. El gran cambio es la actitud, la mentalidad. A partir de este lunes, no solo habrá que mirar al Real Oviedo, sino que el próximo rival para el Almería se llama continuidad. Ese adversario invisible al que si superas te disparas en la clasificación. A por ello.