Un Almería que logra llegar al corazón
El equipo más solidario hasta ahora tiene premio doble en el Mediterráneo
Ni la UD Almería era de Primera RFEF tras perder en Valencia ni ahora le van a poner la alfombra roja para ascender. Por desgracia lo ocurrido en el triunfo frente al Burgos no ha sido lo habitual desde la pelota empezó a rodar en agosto. Se le han visto mil caras a esta plantilla, casi todas negativas, hasta que algo cambió en ese vestuario para que los profesionales se pusieran otro chip de una forma tan rápida como inesperada.
La crisis empezó con la inoperancia en la segunda mitad en Elda, el Castellón profundizó en la herida rojiblanca, al Eibar se le hizo bola el 0-2 y el Levante enseñó al grupo de Rubi cómo se mueve la categoría. Puedes ser muy bueno y contar con una calidad envidiable, pero aquí hay que correr y sudar por el compañero.
Capacidad
Hasta el técnico se vuelve loco con un equipo difícil de manejar. De un desastre general con el Levante perdiendo marcas, situación en el campo y encajando cuatro goles, a controlar al Burgos jugando desde el minuto 35 en inferioridad. Sin restar mérito a ningún futbolista, el ritmo y el estado de ánimo del Almería lo marca Dion Lopy. Si tiene la tarde y ‘decide’ ponerse a jugar, a abarcar el centro del campo y a sacar la pelota con rapidez y seguridad, es inigualable. Se le vio feliz, sonriendo, apoyando a los demás rojiblancos y hasta dirigiéndose a la grada. Nada que ver con el Lopy de hace un año o el de los primeros partidos de Liga.
Faltarían líneas para elogiar uno por uno a los que cimentaron el triunfo contra el Burgos. Baba firmó su mejor tarde desde que aterrizó en el Mediterráneo; Pozo da un paso más marcando tras sus problemas; Maximiano salvador cuando tocaba; y hasta un Luis Suárez que pudo hacer más goles se vació en las ayudas defensivas y a la hora de montar contragolpes.
Felicidad
Es el Almería que llega al corazón. El mismo que pudo golear al Sporting y remontar ante el Eibar, pero aquellos partidos fueron a base de calidad. Con el Burgos se puso sobre el césped todo el talento más el carácter, el orgullo, la solidaridad y el compañerismo. Basta con analizar el termómetro del club, la afición, que se entregó y reaccionó a los peores momentos viendo a su equipo con diez, Radovanovic y Baba al límite de la extenuación. La semana sirvió para que todos se diesen cuenta de que los egos no ganan partidos. Ni un mal gesto, cada balón despejado se celebraba, y el banquillo metido de lleno. Aún tardará en aparecer la velocidad de crucero que tanto anhela Rubi, si bien ha notado que el vestuario ha dado un paso adelante y ha reducido la brecha considerable con la grada.
Atención
Eso sí, que las ramas no impidan ver el bosque. La siguiente meta es la regularidad, sacar un buen botín de Oviedo y Zaragoza, dos salidas durísimas. La bestia parece despertar después de haberse enfrentado a la tormenta más dura. Aunque pueda parecer extraño, la roja a Arribas unió más a los jugadores. El favorito y el más temido entra en rampa de lanzamiento.
Jon Pérez Bolo, técnico del Burgos, apuntó en sala de prensa que el Almería todavía podrá dar “mucho más” en competición. Y precisamente eso es lo que temen sus rivales. Si Rubi, y sobre todo el vestuario, logran esa velocidad de crucero, desnivelarán los partidos por su calidad. Pero ese debe ser uno de los últimos eslabones de la cadena. Primero carácter, orgullo, orden y compañerismo como ocurrió el sábado.
Carlos Miralles
Redactor de Deportes de SER Almería. Lleva toda su carrera profesional en la SER.