Fin de semana de doble bochorno
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre el tiroteo sufrido en las Tres Mil Viviendas en la tarde del sábado
Carlos Navarro Antolín: Fin de semana de doble bochorno
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Sevilla
Se estira el veranillo de San Miguel a lo largo de octubre con un calor húmedo y molesto que pareciera que estamos en Barcelona. Son los días de bochorno. Un bochorno doble, porque el sábado sufrimos tiroteos en las Tres Mil Viviendas, desde las siete de la tarde a las once de la noche. No, no fue en plena madrugada, sino en plena tarde. Al menos no hubo víctimas mortales, pero sí unos vídeos que se difundieron en los telediarios nacionales para vergüenza, otra vez, de la ciudad.
Sevilla, de nuevo noticia por los problemas que generan los barrios más pobres del país, que los tenemos nosotros. A veces caemos en el pesimismo y pensamos que sirven de poco los esfuerzos del comisionado, de congregaciones religiosas y entidades vecinales, los programas educativos específicos para que los más jóvenes no se queden atrás, las visitas especiales como las de los Reyes de España, las actuaciones de la Fiscalía o las misiones presididas por imágenes que son grandes devociones.
Cuando no son los cortes de luz por el cultivo de marihuana en los pisos, son los tiroteos, esta vez con armas de guerra. El miedo era a las balas perdidas… de los balas perdidas. Cumpliremos 50 años de democracia y las Tres Mil Viviendas seguirá siendo una zona de fortísima exclusión social. Es una de las pesadillas de la ciudad. En 2013 murió una niña por estar en el sitio de la fatalidad. En 2024 hay videos del tiroteo que parecen de un país en guerra, no de una capital de España. Las Tres Mil están ahí, muy cerca, son la Sevilla a la que nadie mira, por donde se pasa en coche procurando que el semáforo no se ponga en rojo, aunque los hechos nos pongan colorados.