Un árbol para Pepe Larios
Firma de Opinión del periodista Aristóteles Moreno
Un árbol para Pepe Larios. Aristóteles Moreno
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Córdoba
Lo último que escribió Pepe Larios en sus redes sociales antes de abandonar el mundo de los mortales venía ilustrado con una frondosa imagen de los Jardines de Colón. En un pequeño recuadro, el texto decía lo siguiente: “Un árbol de 50 metros cuadrados de copa en un jardín de Córdoba, sano con agua disponible, puede tener una potencia de refrigeración de 11,3 kilovatios en el mes de agosto. Esta potencia equivale a 8 climatizadores de 1,5 kilovatios de potencia eléctrica dando servicio a 400 metros cuadrados de un local cerrado”.
Mientras usted y yo pasábamos los días soplando vermú, Pepe Larios pensaba en la fragilidad de nuestros ecosistemas. En su cabeza anidaban jilgueros silvestres y por sus arterias corría agua fresca de venero. Pepe Larios amaba profundamente el planeta. Con la misma intensidad que nos empeñamos en aniquilarlo en cada instante. La suya era una carrera contra el tiempo. Un esfuerzo titánico por sostener con sus brazos los glaciares moribundos, los océanos deshauciados, los bosques agonizantes.
El viernes pasado un abarrotado patio de Rey Heredia se rindió a su magisterio irrepetible. Necesitamos centinelas que nos avisen de lo inevitable. Seres luminosos que nos alumbren el camino. Hombres buenos que nos abran los ojos en medio de la incertidumbre. “El futuro no está decidido”, argumentaba incansable nuestro admirado ecologista. “Solo lo estará si nos damos por vencidos”. Desde luego que sí, querido amigo.