«El arte de insultar» en el Paso Cambiado de Julián Granado
«Y es que insultar no es un arte para todos los públicos. Yo, de hecho, propondría que se instituyera un carnet de insultador titulado. Una acreditación, que pudiera requerir la policía en el desfile de las Fuerzas Armadas, o frente a la sede de Ferraz»
El paso cambiado
Morón de la Frontera
En uno de los pasajes de la mejor literatura sarcástica española, un personaje al volante le pide a su copiloto: “Hágame el favor de insultar por su ventanilla de la derecha, que tal y como está el tráfico, yo solo no doy abasto”. Pues eso, que tal como están los ánimos y el panorama, los practicantes del insulto grueso no dan abasto. Se está perdiendo la puntería para anatemizar con la precisión de un dardo envenenado, eso que antaño practicaban las lenguas al tiempo viperinas e ilustradas. Hoy, tan sublime ejercicio ha dado paso al improperio chocarrero, dictado por la sangre caliente.
Porque a ver. No me dirán que es lo mismo vociferar “¡Abajo ese ministro sicalíptico!” que increpar al mismo al grito de “¡Maricón!¡Maricón!”. Algo que incluso pudiera ser constitutivo de un delito de odio, similar al que se comete cuando al delantero centro de color negro betún se le hacen gestos simiescos desde la grada, por parte de un energúmeno, al que ipso facto identifican las cámaras y con toda razón expulsa el club. Sin embargo, pásmense ustedes, gritarle “Perro” al presidente del Gobierno no es constitutivo de falta siquiera, ni los autores son identificados. Pienso si esos modales que se gasta el populacho no los aprenderá de sus mentores políticos e institucionales. No en vano, es la gran Dama de la Histeria madrileña la que, en sede parlamentaria, emplea para con el Gobierno los selectos apelativos de mafiosos, tiranos y caraduras.
Y es que insultar no es un arte para todos los públicos. Yo, de hecho, propondría que se instituyera un carnet de insultador titulado. Una acreditación, que pudiera requerir la policía en el desfile de las Fuerzas Armadas, o frente a la sede de Ferraz. Para obtener la cual hubiera de someterse el aspirante a pruebas de cultura general básica y aptitud mental. Superadas las cuales, el insultador se mostrará capacitado para llamar “hijo de puta” a Sánchez con cualquiera de los 53 sinónimos finos que contempla la RAE.