La Ventana Andalucía
Opinión

Todas las mujeres

Todas, casi todas, las personas con las que hablé habían sufrido alguna vez acoso o violencia machista

La Columna de Ángela Cañal

Sevilla

Hace un tiempo hice una prueba. Hablé con mi círculo de amistades más próximo sobre nuestra experiencia con casos de violencia sexual o de género. Hice lo mismo con familiares cercanos. También con algunas compañeras de trabajo. El resultado fue tan demoledor como poco sorprendente. Todas, casi todas, las personas con las que hablé habían sufrido alguna vez acoso o violencia machista. Y no hablo de un micromachismo, de un piropo sin gusto, de que te abran la puerta o del típico pesado de bar, sino de hechos con relevancia penal.

Si crees que exagero, haz la prueba. Pregunta a tu alrededor, recuerda, revisa lo que has vivido, lo que has visto, lo que has hecho, y lo que has callado. Por cierto, muy pocas de las mujeres a las que me refiero presentaron una denuncia. Y las razones son muchas: es el miedo al qué dirán, es la culpa, es la vergüenza, es una sociedad que nos educa para normalizar estos hechos. Tanto que a veces cuesta reconocerse como víctimas.

Por eso me preocupa que se llame monstruos a los agresores, o que ellos mismos se etiqueten como enfermos. Ese argumento es una trampa. Porque lamentablemente la violencia y el acoso contra las mujeres no es una rareza, y eso no significa decir que todos los hombres son violadores o maltratadores. Pero es necesario reconocer que nuestra sociedad está empapada de esa cultura machista. Es transversal. Es cotidiana.

Hemos avanzado mucho, claro que sí. Hoy las leyes son mejores. Hay más protección policial. En nuestro país se empieza a ver este problema con otros ojos. Pero también se observa una reacción cada vez más visceral, de autodefensa y de negación de una parte de la sociedad que prefiere poner el foco en el dedo acusador del feminismo antes que mirarse en el espejo.