Paiporta, antes de derrumbarse por una hecatombe inimaginable, de drama y pánico, vivía unas jornadas festivas por la celebración de su Feria a finales de octubre. La DANA, título transformado en horror y destrucción, ha devastado este municipio de la Comunidad Valenciana, distante en unos 13 kilómetros de la capital. Hace justo una semana, cuatro días antes de la avalancha de la tragedia, dos familias lucentinas, con 12 miembros, incluidos trabajadores y algunos niños, arribaron a esta localidad, insertada en su ruta anual desde hace años, con sus dos atracciones. La ausencia de luz para las caravanas en la superficie ferial salvó las vidas de estos lucentinos, conocidos como Los Fandangos en su tierra de origen. Sólo “mi hermano”, relata a SER Lucena (SER Andalucía Centro) Pepe Pérez desde Paiporta, se hallaba, “junto a cuatro compañeros más”, en el terreno habilitado para la feria cuando estalló la tormenta. El guarda de un colegio, emplazado justo enfrente de este recinto, les permitió adentrarse en el edificio, porque, de lo contrario, “se los hubiera llevado el río”. Entre un escenario pavoroso de “caos, coches volcados y sin luz ni agua por la noche”, mientras “hay gente que está robando”, estas familias, que comparten la angustia con otros trabajadores de Asturias o Sevilla, trasladan, desde la impotencia y la desesperación, que “aquí no ha venido nadie” a auxiliarlos, “ni del Ayuntamiento, ni la Policía”. Desolados, narran que “nadie nos ha preguntado que cómo estamos o si falta algo”. Cada día, andan varios kilómetros desde un terreno propiedad del hermano de Pepe Pérez, localizado en el entorno de Valencia, concretamente en Aldaya, y donde permanecen las caravanas, para regresar al lugar donde “dos metros y media de tierra” han sepultado a sus dos atracciones, El Barco Pirata y Space Roller. Ante un panorama inimaginable, aun se sienten afortunados porque “son solo daños materiales”, al tiempo que lanzan su temor porque “no sabemos incluso si hay gente enterrada aquí, debajo de la tierra”. Sólo disponen de sus propias palas para tratar de rescatar a sus estructuras. “Es mi trabajo y mi negocio, cómo voy a dejar esto aquí”, exclama. “Faltan palas y grúas”, insiste, en su objetivo básico de liberar a las atracciones de feria, desmontarlas y regresar, cuanto antes, a Lucena, y proceder a repararlas. Justo donde se encuentran, en un perímetro donde se distribuían unas 13 atracciones, en las inmediaciones del río y donde se aprecia “un puente tirado por el suelo”, los operarios desplegados están trasladando los coches apilados y destrozados en el interior del pueblo. A diario, acuden unos supermercados que “están todos vacíos” porque, también, “los han saqueado” y los habitantes que continúan en Paiporta han de buscar comida y víveres esenciales y agua, caminando, a otros pueblos. Finaliza, con constante insistencia, Pepe Pérez, suplicando la proporción de “mano de obra” y maquinaria adecuada porque, continúan “desamparados” tres días después de una tromba imparable de agua, lodo y barrio que ha causado más de 150 fallecidos y centenares de desaparecidos. El alcalde de Lucena, Aurelio Fernández, ha contactado con estas familias y les ha transmitido que, desde el Consistorio, «vamos a intentar hacer todo lo que esté en nuestra mano» en el propósito de «ayudarles a pesar de la situación tan complicada que hay». Además, les expresa que «vayan pidiendo lo que vayan necesitando» y ha elevado sus demandas a la Junta de Andalucía. Actualmente, «se está priorizando salvar vidas y encontrar cadáveres», finaliza, con la cruda realidad, el regidor