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Sociedad
piden viviendas dignas

La gran marcha del 9N: Málaga clama por viviendas dignas y no expulsar a los vecinos de los barrios

Segunda movilización en la capital malagueña en menos de cinco meses con miles de vecinos en la calles y numerosos colectivos reclamando una intervención urgente sobre los precios del mercado de la vivienda bajo el lema "Si nos echan de los barrios, paramos la ciudad"

Un momento de la protesta por una vivienda digna en Málaga capital este sábado / Redes Sociales

Málaga

Miles de personas -más de 30.000 personas según los organizadores y diez mil según la Policía Nacional- han vuelto a protestar este sábado en Málaga capital en la nueva manifestación que ha recorrido el Centro Histórico mostrando su malestar por la "invasión" de los pisos turísticos y reclamando viviendas dignas "para los vecinos de esta ciudad". Culpan a las administraciones públicas por "dejadez" y por no controlar la proliferación de pisos ilegales que se alquilen a los visitantes. Solo en la capital se cifran en más de doce mil los alojamientos turísticos. Bajo el lema "Si nos echan de los barrios, paramos la ciudad", y convocado por el colectivo Málaga para Vivir y el apoyo, entre otros muchos, del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos, la protesta ha vuelto a ser multitudinaria. Según esta plataforma "en todo este tiempo han sido muchas las personas y colectivos que se han sumado a la organización de este proceso que no termina ahora, sino que empieza. Hoy, nueve de noviembre, decimos basta: exigimos que Málaga vuelva a ser una ciudad digna de ser habitada, que sus viviendas sean para vivir, no para especular. El éxito de esta manifestación es ya más que evidente y por segunda vez. Con el 9N hemos conseguido poner el problema estructural de la vivienda y las desigualdades que genera el monocultivo turístico en el centro del debate público. No queremos quedarnos sólo ahí".

Momentos de protesta en Málaga este sábado

Momentos de protesta en Málaga este sábado / redes sociales

“Otra ciudad se avecina”

El manifiesto Otra ciudad se avecina, leído en la Plaza de la Merced por los manifestantes, es un grito colectivo que denuncia un modelo especulativo y propone un cambio radical: “Queremos otra ciudad donde los barrios respiren, donde haya espacios para el encuentro, donde las viviendas no sean mercancías y el trabajo no sea una condena”. Desde el movimiento vecinal aseguran que esta crisis no se resolverá construyendo más, sino transformando de manera profunda un modelo de ciudad que impide que las viviendas sean para vivir.

Este modelo especulativo ha transformado las viviendas en alojamientos turísticos y ha hecho de los alquileres un lujo para la mayoría. Según datos citados por el colectivo, el precio del alquiler no para de subir y acumula de nuevo una subida del 20% solo en 2024, con barrios como Lagunillas o Huelin, donde el esfuerzo para pagarlo consume más de la mitad de los ingresos.

La precariedad laboral como norma

La transformación de Málaga en un destino turístico ha traído consigo una degradación en las condiciones laborales de miles de trabajadores y trabajadoras. El salario medio es insuficiente para cubrir un alquiler en la ciudad, y muchos de estos trabajadores deben desplazarse desde la periferia para mantener su empleo en el centro turístico, quedando expuestos a jornadas largas y salarios bajos que no les permiten sostenerse.

Defensa del territorio y del medioambiente

A los problemas de vivienda y precariedad laboral, se suma la destrucción ambiental. La expansión descontrolada de campos de golf y megaproyectos en zonas costeras están agotando los recursos naturales y afectando los ecosistemas locales. “Málaga está siendo exprimida hasta la última gota”, afirma el colectivo, que denuncia la complicidad de las administraciones públicas en proyectos urbanísticos que benefician a unos pocos y empobrecen a la mayoría.

Autoorganización y poder vecinal

Otra ciudad se avecina es más que un lema; es una declaración de principios y de lucha. Desde el 29 de junio, la población se ha organizado a través de asambleas y redes de apoyo mutuo que buscan defender los barrios, el derecho a la vivienda y a la ciudad. “Queremos otra ciudad que sea para vivir, no el parque de atracciones especulativo en el que han convertido esta ciudad donde solo podemos intentar sobrevivir mientras nos expulsan y explotan.”, afirman desde Málaga para Vivir, señalando que solo desde la autoorganización vecinal y la lucha se podrá construir un nuevo modelo de ciudad desde abajo. También se han mostrado distintas muestras de solidaridad con las afectadas por la DANA durante el recorrido de la manifestación y en la lectura del manifiesto, haciendo hincapié en que solo la vecindad salva la ciudad.

Málaga para Vivir insiste en que la ciudad debe ser un proyecto colectivo, un espacio para el encuentro y el disfrute de sus habitantes, no un negocio que expulsa a quienes la sostienen. El proceso de movilización, aseguran, está apenas comenzando: “No nos vamos a ningún sitio, nos quedamos a luchar por la Málaga para Vivir que se avecina”.

Con el éxito de la manifestación del 9N, Málaga para Vivir afirma que “esto lo vamos a PARAR, la ciudad que se avecina desde los barrios, desde abajo, desde las luchas, inicia hoy un nuevo ciclo de movilización y autoorganización para reinventar la ciudad.”

Manifiesto por la vecindad

En un manifiesto entregado a los ciudadanos durante la protesta de este sábado se detalla que "Hoy, nueve de noviembre de 2024, esta ciudad ha dicho basta. Se para. Esta manifestación se repite -tal como ya ocurrió el 29 de junio- por el profundo malestar ampliamente compartido: la imposibilidad de acceder a una vivienda, la expulsión de las vecinas y los vecinos de sus barrios, el cierre de los comercios locales, la explotación de los trabajadores y las trabajadoras de esta ciudad turística, el abuso sistemático a inquilinas e inquilinos con precios y contratos imposibles, la rabia de ver cómo nos arrebatan la ciudad y nuestros lazos de vecindad. La situación de la ciudad actual, de colapso turístico y rentismo carroñero, no es un fenómeno meteorológico, no surge por generación espontánea, es el resultado de un modelo de ciudad planificado para explotar y, a la vez, expulsar a su vecindad".

Añade los colectivos vecinales que "el uso residencial de una ciudad está concebido para que la gente viva, pueda pasear, descansar, comprar botones, barras de pan o una llave inglesa, así como para acudir a un centro de salud, una biblioteca de barrio o un centro cultural. Y, también, es donde la vida se desparrama en el espacio, donde nos reunimos, reímos y fantaseamos, donde surge la vecindad. Esto, hoy, nos lo han arrebatado; resulta imposible porque el uso residencial ha sido sustituido irregularmente por el de hospedaje, porque el modelo de ciudad rentista se mantiene con los alquileres abusivos e impagables de los inquilinas e inquilinos explotados, y porque en esa ciudad no tiene cabida la vecindad".

Expulsar a los vecinos de los barrios

Muchas de las consignas que se han gritado este sábado tenían su clara explicación según el colectivo: "La ciudad debe ser el proyecto colectivo de su vecindad. A veces se nos olvida que la ciudad es nuestra y la construimos y sostenemos cada día. Que este modelo de ciudad es una estafa antidemocrática y que solo la vecindad hace ciudad. Sin nuestro trabajo, nuestro cuidado y nuestro sostén, la ciudad no funciona. Sin nuestra creatividad, nuestras ideas y nuestro conocimiento, la ciudad no funciona. Sin nuestro trabajo de limpieza, de servicio, de atención, o sin nuestro alquiler, la ciudad no funciona. La ciudad es nuestra porque no funciona sin nosotras. Por eso hoy, nueve de noviembre de 2024, decimos alto y claro, en esta plaza a la que volvemos, que se acabó, que no vamos a permitir que nos expulsen de la ciudad y que nos sigan explotando. Nos quedamos. No vamos a permitir que la ciudad sea un parque de atracciones vaciado de vecinas y vecinos, no vamos a permitir que sustituyan las tiendas por franquicias, las aceras por terrazas, y los alquileres por cartas de desahucio. Inversores, especuladores, rentistas y contrabandistas de nuestras casas y nuestras vidas, controlan la ciudad para explotarla. Pero lo único que hace ciudad es la vecindad".

Málaga se paraliza

Añaden que "de las calles, plazas y barrios, así como de la historia, hemos aprendido algo simple y claro: que la ciudad es siempre el resultado de sus luchas, y que toda lucha se construye paso a paso, codo a codo, en el roce alegre que nos saca de la soledad y nos permite gritar juntas: Nos quedamos. El proceso de autoorganización y lucha abierto estos meses es ya un ejemplo de lo que viene, pero esto no ha hecho más que empezar. Por eso hoy aquí, en esta querida plaza a la que volvemos, en el corazón rentista de un modelo de ciudad que nos expulsa, lanzamos un grito a toda la ciudad y un aviso a los que nos gobiernan: Esto solo acaba de empezar. Vamos a defender hasta el final la función social de la vivienda, el derecho a la ciudad y todo lo que nos intentan arrebatar: la ciudad de las vecinas, nuestros barrios, nuestras casas, nuestras vidas. Porque solo la vecindad hace ciudad. Porque las ciudades y las viviendas son para vivir y no para especular. Muchas gracias a todas por lo que juntas acabamos de desencadenar", concluía el manifiesto leído en la céntrica Plaza de la Constitución.

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Jesús Sánchez Orellana

Jesús Sánchez Orellana

Director de contenidos de SER Málaga. Cubre además la información turística para la Cadena SER en Andalucía....

 
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