El peatón merece respeto… y un carril propio
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre la pérdida de espacio que sufren los viandantes en muchas calles principales del centro y de varios barrios
Carlos Navarro Antolín: El peatón merece respeto… y un carril propio
Sevilla
Somos la generación que creció sin Metro y con una proclama en los sillines de las bicicletas: “¡Carril bici ya!”. Llegó el carril, efectivamente, toda una red; fue un éxito y durante años convivimos como pudimos los peatones y los ciclistas, no sin algunos momentos de tensión, todo sea dicho. Hay que reconocer que hace tiempo que hemos mejorado al respecto. Quizás nos hemos acostumbrado a respetarnos unos a otros, que es el fruto de la buena convivencia. En Madrid no lo han conseguido con los patinetes eléctricos y han tenido que apostar por su prohibición a partir del primero de diciembre.
El problema de Sevilla es que sigue siendo difícil caminar con comodidad por algunos tramos. Pasan los años y no parece que se ponga freno a determinados abusos. Peatonalizar calles ha supuesto en la práctica su entrega a las terrazas de veladores. Miren los ejemplos de la calle San Fernando, la plaza del Cristo de San Agustín, algunos tramos de la Avenida y no pocos puntos en la Buhaira o Triana. El necesario y deseable equilibrio no terminar de llegar.
Entre el carril bici, el del tranvía, los kioscos y los veladores, el sufrido peatón tiene que armarse de paciencia en muchos momentos. A veces se puede sentir cierta estafa. No ha sido una peatonalización, sino una redistribución de usos. Terminaremos con una nueva proclama: “¡Carril peatón ya!”. Y conste que sufrimos esta incomodidad desde mucho antes del estallido del turismo, pues los veladores ya se salieron de madre con las leyes anti-tabaco.
Somos de la calle, somos de los bares y somos de la luz. No nos vayamos a los extremos. Pero ciertamente hay momentos para el enojo. Y también porque no es lo mismo una terraza de veladores que un comedero… pero ése es otro debate que dejaremos para otro día.