La hora de la renovación en dos cargos de gran autoridad moral
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre la importancia de que haya buenos relevos en el Comisariado del Polígono Sur y en el Defensor del Pueblo Andaluz
Carlos Navarro Antolín: La hora de la renovación en dos cargos de gran autoridad moral
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Sevilla
Dos cargos destacados en el organigrama de la ciudad están a punto de cambiar de titulares: el Comisionado del Polígono Sur y el Defensor del Pueblo Andaluz. Toca renovar. Jaime Bretón pasará de trabajar por las zonas más deprimidas de la ciudad a otro destino. Y Jesús Maeztu hace tiempo que dejó claro que al llegar la fecha establecida daría por terminado el ciclo. Y ha llegado ese momento. Se buscan sucesores.
Se trata de dos cargos sin poder ejecutivo, pero de una gran importancia en la sociedad, porque tienen la fuerza de llamar a las puertas de otras administraciones, dar aldabonazos, denunciar, recurrir a la Fiscalía, dar alertas que despierten las conciencias o contribuyan a terminar con injusticias.
Nunca deben ser puestos entendidos como poltronas, retiros cómodos para políticos en horas bajas o, lo que sería peor, sillones en los que orillar a quienes no se quiere ya en primera línea. Se necesitan perfiles combativos, con criterio, con verdadera vocación de servicio, con mesura y determinación al mismo tiempo, sin tacticismos.
El debate debe ser el perfil de los candidatos, no equilibrios de otro tipo. La defensa del Polígono Sur exige energía, coraje y un carácter exento de cualquier atisbo de pusilanimidad.
Ser defensor del Pueblo Andaluz demanda estar próximo a los que sufren injusticias y acudir periódicamente al Parlamento a dejarle claro a sus señorías dónde están los más necesitados, los que han sido víctimas de injusticias, abuso o un maltrato de la Administración.
Tal vez la política de hoy no aprecie estos cargos como de relumbrón, pero para muchos ciudadanos de bien son de los más importantes, porque los dos están vinculados con los verdaderos valores que prestigian la política.
Ojalá se acierte con los dos nombres porque de los elegidos depende en buena medida la esperanza de muchas personas. Y eso solo se sabe bien cuando a uno le toca llamar a una de esas dos puertas.