El doctor Fabiani y la investigadora de la US Susana Gaytán analizan los cambios en el comportamiento de las mujeres víctimas de violencia de género: "Les cambia el cerebro y la conducta"
Desde dos puntos de vista diferente, ambos profesionales han analizado lo que ven, tanto en una resonancia como en la consulta del médico: mujeres que ocultan su situación por vergüenza y culpa y con conductas adquiridas por el miedo
El doctor Fabiani y la investigadora de la US Susana Gaytán analizan los cambios en el comportamiento de las mujeres víctimas de violencia de género: "Les cambia el cerebro y la conducta"
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Sevilla
Los médicos de atención primaria son a menudo el primer punto de contacto que tiene una mujer víctima de violencia de género. Las denuncias a través hospitales y centros de salud crecen cada año pero, aun así, a veces los médicos se encuentran con la situación de no poder ayudar a la mujer porque o bien la paciente no admite esa contingencia o por la falta de tiempo para atenderla adecuadamente, primero con la 'entrevista clínica', indispensable en estos casos.
Por otra parte, ya la ciencia ha podido demostrar cómo cambia el cerebro de las mujeres víctimas de violencia de género porque "no solo hay huesos rotos o dolores de cabeza, ahora sabemos que hay zonas del cerebro que se dañan", como las relacionadas con su capacidad de planificar, organizar, resolver problemas, tomar decisiones, o mantener la atención. "Es, sigue diciendo Susana Gaytán, en la Atención primaria donde ya se veía venir que la conducta de estas mujeres cambia, porque la violencia se produce donde se supone que es el sitio más seguro que tienes, tu casa".
Tanto Gaytán como Fabiani están seguros de que lo primero para estas mujeres es "verbalizar lo que les ocurre, porque lo que no se nombra, no existe, solo un miedo absoluto que las paraliza por completo".
Los escenarios clínicos pueden ser varios ya que la sintomatología puede ser muy diversa para la detección de estas situaciones. Algunos de los síntomas que indican que una mujer puede estar sufriendo violencia de género pueden abarcar desde los físicos, como lesiones inexplicables o migrañas, hasta emocionales, como ansiedad, depresión o cambios bruscos de comportamiento, insomnio, baja autoestima...
Fernando Fabiani, médico de Atención Primaria, nos ha contado que, más allá de los síntomas que puedan delatar que una mujer está siendo maltratada, "no hay que juzgar o terminar el asunto si una mujer no denuncia, como si esto fuera la clave y la solución, hay que preguntarse si la mujer es capad de denunciar o no, todo lo demás es echarle la carga de la prueba encima".
"Efectivamente, sigue diciendo Fabiani, denunciar es necesario, pero antes hay que informar y darle soporte, ayuda, garantizar la vamos a acompañar y cuando supere el sentimiento de culpa y vergüenza, podrá denunciar, pero no hay que echarle la culpa a la víctima". Además. el doctor Fabiani pone el foco en que "más allá del asesinato o de la cuchillada, se percibe en la consulta diaria con mucha frecuencia cierto grado de violencia, y cuando eso pasa, hay que hacer la pregunta adecuada: "¿Cómo te va por casa?"
"Son mujeres demacradas, que no pueden disfrutar, se las ve tristes...". "Y más allá de preguntarle a la propia mujer, hay que hacerlo con la hermana, con la amiga, porque el 50% de las mujeres se sinceran con una amiga".
Así lo manifiesta también la profesora titular de Fisiología de la Universidad de Sevilla, Susana Gaytán en un artículo publicado en The Conversation, titulado ‘Así cambia el cerebro de las víctimas de la violencia de género’ y que pueden leer al completo".
"Si normalizamos una relación víctima y victimario, mal vamos" esto dice Gaytán por su experiencia con alumnos de institutos. "Las redes sociales son herramientas ni buenas ni malas, pero hay un componente de la información que nos está haciendo ser radicales y que si no pensamos igual, nos expulsa". "Es una generación a la que si le preguntas de quién se fía, dice que de una persona que haya conocido en las redes sociales, y esto modela su cerebro de una manera diferente". "Son chicos y chicas que creen que están seguros porque tienen en la palma de la mano el móvil y creen que lo pueden controlar", concluye Gaytán".