Se va Noviembre y se abre paso un Diciembre emocional.
El comentario de Lola Fernández.
El comentario de Lola Fernández.
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Morón de la Frontera.
Es difícil saber quiénes somos. Qué buscamos. Y hacia dónde queremos y tenemos que ir. Es la vida misma.
Acaba noviembre y dejo en el calendario colgado los diez años de mi ultima etapa y he descolgado el cartel del nuevo numero que me acompañara, si Dios quiere, otros muchos más.
Miro hacia atrás y conservo en mi retina el paso del tiempo con todas sus cosas buenas y con todas sus cosas malas, he aprendido de mis errores y estoy segurísima que puedo volver a repetirlos.
Llevo el peso de mis decisiones. Llevo el peso de mis días felices y de aquellos otros días que quisiera, aunque no puedo, olvidar.
Soy lo que soy, esta es la vida que quise vivir y soy feliz.
Las personas somos como las cosas perdidas, los calcetines, los paraguas, los bolígrafos.
Vamos dejando lo que quizás nos costó conseguir y gustaba más y nos vamos quedando con los calcetines deshermanados, descoloridos y con algún que otro tomate.
Nos quedamos con los paraguas con alguna que otra ballena rota, los que no pueden cerrarse, incluso con el del color más feo.
Los bolígrafos que no arrancan a escribir y en el peor de los casos se quedaron sin tinta.
Todos ellos se quedan con nosotros aferrándose a los cajones, en los rincones menos insospechados de tu casa, resistiéndose a desaparecer de nuestras vidas.
Y al final les coges cariño, como a ese pijama que tienes viejísimo, descolorido y enorme, pero con el que te sientes más feliz que una perdiz.
Les coge cariño como a los años, porque el tiempo, las mentes y las cosas cotidianas, experimentan vaivenes con desplazamientos hacia el pasado, con fuerte ímpetu hacia el futuro y con muy poco espacio para el presente.
Y como dice un amigo mío:
“Puedes abrir la boca y reclamar o abrir la mente y aprender.
El día será el mismo pero el resultado no”
Nos hemos acostumbrado a abrir los ojos y asombrarnos, pero no hacemos nada para evitarlo.
Nos estamos acostumbrando a ver como otros viven del engaño y a pesar de dejarnos engañar, miramos hacia otro lado.
Nos estamos acostumbrando a ver las tragedias y nos hemos vuelto inconscientes de la brevedad de la vida.
Se va noviembre y llega diciembre con toda la carga emocional que representa. Mientras montamos los belenes y los arboles de Navidad, siguen existiendo pobres portales donde se pasa una noche fría de invierno.