Paso al frente en favor de la salud mental

Sevilla

El hermano mayor de la Macarena, José Antonio Fernández Cabrero, nos explicó el otro día que la obra de asistencia y caridad se ha tenido que modernizar y poner al día porque cada vez llega más gente con el ánimo hundido. Sabíamos lo principal, claro, el proyecto en sí, pero nos estremecieron los detalles. Cada vez se precisa más la terapia, la ayuda emocional, la compañía, la atención personalizada, la escucha, el seguimiento, la certeza de saberse querido, atendido y oído.

Todo eso que se engloba en los términos de salud mental. No se trata ya de ayudar a pagar unos recibos del alquiler, las facturas atrasadas de la luz, orientar para un empleo o sencillamente abastecer de alimentos y ropa, que también. Es la soledad, la depresión, la ansiedad... Por eso se ha abierto un servicio específico en la hermandad a cuyo frente hay profesionales especializados. Una cofradía comprometida con el tiempo que le ha tocado vivir.

Ahora que vivimos días tan difíciles para tantos, cuando se sufre el desgarro interior de las ausencias, bien está que nunca se deje de dar esperanza donde Ella precisamente habita. Las calles derrochan luz, los restaurantes acogen comidas de largas sobremesas, los anuncios de publicidad nos dan una matraca de felicidad impostada, la lotería nos ilusiona y hasta nos emociona con secuencias incluso con ternura...

Pero ahí fuera hay una realidad silenciosa y creciente para la que una hermandad ha activado un equipo de ayuda. Y eso es importante que se sepa. Más allá del éxito de la Magna, más allá del deslumbramiento de las luces, más allá de los excesos de brindis. Necesitamos equilibrio, necesitamos esperanza.