Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo.
El comentario de Lola Fernández.
El comentario de Lola Fernández.
Morón de la Frontera.
En estos días de preparativos previos a la Navidades, la memoria, como siempre hace, pone en marcha el reloj de los recuerdos y te envuelve en un viaje casi siempre feliz.
Viajas a tu niñez, la mayoría de las veces, a tu casa, a las reuniones con tus amigos, los de siempre, a las visitas que hacías a los tíos, a la abuela, jugabas con los primos y en las comidas de Navidad nos reíamos tanto que casi llorábamos de alegría.
En estos días aprendiste que no se decora la casa por Navidad, se instala la Navidad en tu casa y pones el Belén, el árbol y llenas de tiras de espumillón los cuadros y todo lo que tuviera puntilla o cáncamo y hacías que la estancia brillara como nunca, porque era Navidad y el niño Jesús se merecía llegar a casa con todo el resplandor del mundo, porque Él es la Luz, esto me decía mi padre todos los años cuando montábamos el Belén y el mini árbol que Él guardaba cada año en sus cajas y como era tan sumamente ordenado, cada año sabía dónde estaba cada objeto o figurita.
Todos los años mi madre protestaba, creo que, como todas las amas de casa, por el engorro de tener más chismes puestos, pero mi gordito se giraba me guiñaba el ojo y seguía poniendo todo en un desorden ordenado, con la misma sonrisa de un niño disfrutando con sus juguetes de Reyes.
Con mi complicidad montábamos el Belén en una pequeña mesa y el mini árbol encima del baúl, siempre decía lo mismo, esta figurita del ciervo blanco le falta una pata, el año que viene compro otro, pero lo miraba y decía bueno no pasa nada es feliz en su árbol.
Y así van pasando los años, porque la vida no se detiene y es un tren en marcha que nos pide que ocupemos nuestros asientos, y con nosotros nuestros recuerdos.
Vas cambiando de lugar y van llegando personas a tu vida que hacen más grande y más bonito el viaje de los recuerdos, los que pasaron y los que están por llegar, ocupando sillas que se quedaron vacías y llenando de minutos tus horas desiertas.
Llegaran nuevas risas y las cambiaras por aquellas que eran tus favoritas, llegaran nuevos nombres y llenaran tu agenda interna con direcciones comunes o ajenas, llenaras de sabores nuevos tus mesas y brindaras con vinos nuevos los momentos felices de la Navidad.
Pero nunca olvidaras aquellas otras risas, ni aquellos nombres tan señalados, ni olvidaras la casa ni la calle que te llevaron a la felicidad, ni tampoco olvidaras aquellos primeros sorbos clandestinos de anís aguado de tu tía Isabel, ni las piñas de tu tía María por Nochebuena y por supuesto no olvidaras ni los rostros ni las personas que te hicieron feliz en tu vida, jamás.
Intentemos ser felices y hacer felices a los demás, siempre será el mejor recuerdo.
FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO NUEVO.