La felicidad de las cosas sencillas
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre las causas del bienestar que estos días se desean unos a otros con múltiples fórmulas
Carlos Navarro Antolín: La felicidad de las cosas sencillas
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Sevilla
No son sinónimos, pero sí términos aliados. La felicidad y la sencillez son corceles del enganche de la existencia. A esta hora hay fogones de restaurantes que no dan abasto, cada vez con más reservas para la cena del día 24, antaño de obligada celebración en una casa. Y hay cocinas de hogares donde quiera Dios que se respire la agradable sensación de la frenética actividad, porque sabemos que hay dos verdades irrefutables: el mundo gira y está cargado de injusticias.
Hoy es día 24, un día muy especial para quienes lo viven desde la fe cristiana y desde fuera de ella. Son las horas del gozo por la inminencia de la Nochebuena. Y, cómo no, de sufrimiento interior para los que echan de menos a quienes faltan, esas personas que un día nos enseñaron a preparar esta noche pensando en los demás.
Porque el mundo será injusto, pero en Nochebuena ha habido quienes se han dan dado a los demás como hoy, quienes siguen su ejemplo. Personas que hicieron y hacen posible la Navidad, el milagro de la sencillez que genera esa felicidad que perdura. Sevilla es una ciudad que en Nochebuena goza del blindaje de la Esperanza en un mundo mejor, de la tranquilidad que generan las ventajas de una gran capital.
Hablará el Rey, luces encendidas en los salones, calefacciones y chimeneas activas en el centro y en los barrios. Nos iremos a cenar como mejor pueda cada uno. Honraremos a nuestros difuntos, encenderemos el Belén, descorcharemos el cava. El problema para unos serán las ausencias. Para otros si la vajilla es o no de la Cartuja. Pero tengan claro que el debate no es precisamente el mismo, ni siquiera parecido, en todo el mundo.
Aquí, precisamente aquí, somos afortunados por muchos motivos. Sobre todo porque podemos recordar a quienes nos faltan en absoluta paz. Los autobuses funcionan, la televisión entretiene e informa, muchos restaurantes abren, la sanidad pública se mantiene alerta, las calles están iluminadas. La Navidad en Sevilla es un privilegio. La felicidad es posible allí donde lo son las cosas sencillas. Nos pueden faltar personas, pero seguro que nos dejaron sus enseñanzas. Y ni siquiera eso está al alcance de todos. Tengan felices Pascuas. Y una Nochebuena serena. Y sencilla