Quién no quiere ser granito para la eternidad
Firma de Opinión de Mari Cruz Blanco, urbanista
Quién no quiere ser granito para la eternidad. Mari Cruz Blanco
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Córdoba
Qué tendrán los finales de año que nos llevan a reflexionar inexorablemente, a sentir y revivir emociones y situaciones que, sin duda, nos han forjado y moldeado hasta este 31 de diciembre. Pero quién no tiene un anhelo, una ilusión que se perdió, una sorpresa que llegó cuando nadie la esperaba y un abrazo que trajo paz en días turbulentos.
Quién no recuerda un proyecto que se hundió y una entrevista que tuvo éxito y le cambió la vida; el día que recibió las llaves de su nueva casa, o cuando estrenó su gran obra de teatro o llegó su pequeño sobrino al mundo. Somos y seremos el valor de nuestros pasos y el calor de nuestra historia. Y esta historia la define nuestro lugar en el mundo, aquél donde echamos raíces, y de donde siempre seremos, y al que queremos volver para celebrar la vida. Y qué gran suerte si eso sucede en Los Pedroches de mi corazón, que son ese "Claro del bosque" de María Zambrano que no hay que buscarlo, sino que sale a tu encuentro.
Evocadora tierra con la dehesa más grande del mundo que, como una madre, en estos días de navidad y fin de año, acoge a emigrantes y forasteros luciendo sus mejores galas. Y mira que hace frío, pero estos entrañables pueblos de nuestra provincia, estos días, reviven y renacen. Y lo hacen con un cielo único en el mundo comado de estrellas que son testigo único de la alegría que da ver nuestras calles cobrando vida de nuevo, como antaño. Es un sueño hecho realidad que parece detener el tiempo y hacernos creer en la utopía de una España que nunca debió vaciarse y donde emigrar solo era una opción.
Y se revive la infancia a través de las caras conocidas que regresan al Valle donde el patrimonio conforma un escenario brillante y lleno de sonidos que da vida a calles olvidadas por el tiempo y donde vuelven los niños a corretear, que la noche cae pero para iluminar la oscuridad, que suena la música hasta donde siempre reina el silencio y que hay un trasiego incesante de amigos de la infancia que te recuerdan el orgullo de ser de aquí, como el granito para la eternidad. Sin duda, por pedir a 2025, pidamosle vida, salud, amabilidad y paz. Y si ustedes me lo permiten, pediré que en Los Pedroches, y en tu corazón, siempre sea Navidad.
Mari Cruz Blanco
Arquitecta