Negocios de Campanillas: "A ver si le dan de una vez solución, porque estamos siempre asustados"
Negocios de la avenida José Calderón explican la incertidumbre con la que viven por el desbordamiento del río Campanillas

Negocios de la avenida José Calderón, de la barriada de Campanillas (Málaga), afectados por el desbordamiento del río el pasado 18 de marzo (Cadena SER).

Málaga
Cuando se cumple una semana de las últimas lluvias que anegaron parte de Campanillas por el desbordamiento del río, los negocios de esta barriada de Málaga exigen soluciones y agilidad con el encauzamiento del cauce. La crecida del río Campanillas anegó la zona de El Brillante e inundó las calles Cristobalina Fernández y la arteria principal, José Calderón, donde numerosos comercios se vieron afectados. Es el caso de la autoescuela en la que trabaja Yolanda: "Cuando llegamos al día siguiente el agua cubría los rodapiés y estaba todo estancado, con agua y barro. El jueves ya contratamos a una empresa que viniera a limpiar", explica, mientras muestra la humedad de las paredes y cómo se ha hinchado la madera por el agua, lo que impide abrir y cerrar bien las puertas interiores del negocio.
En la floristería de Soledad y Carolina hoy siguen ordenando el negocio. Tras ser avisadas por Protección Civil de las lluvias, lo primero que hicieron fue "levantar las cosas del local y ponerlas en alto, apuntalar los escaparates y tapiar las puertas". "Lo acabamos de quitar", explican. No ocultan el nerviosismo que las invade cuándo se anuncian fuertes precipitaciones o se activan alertas meteorológicas. "Esta vez no entró tanto el agua, entró muy poco porque tuvimos la seguridad de poner cemento blanco en las puertas y pusimos espuma en todos los rincones, en todas las cerraduras, en todas las ranuras que veíamos que podía entrar el agua". En su calle, de hecho, el agua llegó "más para arriba de los tobillos", señalan, mientras comentan que cada vez que pasa esto necesitan una semana para recomponer otra vez la tienda.
La sensación de incertidumbre se repite en la droguería de Erika, donde también entraron el agua y el barro. "A ver si le dan ya de una vez solución, porque estamos siempre asustados", explica. "Es vivir con esa sensación de incertidumbre, de no saber a qué altura viene el agua", mientras indica que puso "unos plásticos a presión en la puerta" y después "unos sacos". "Eso hizo de barrera" señala mientras se queja de las repercusiones para el negocio: "Ese día perdí las ventas y a mí nadie me paga las ventas de ese día. Entonces eso es un problema. Nos tiramos todo el día limpiando, Campanillas llena de barro, la gente no podía pasar", lamenta.
Y en la pescadería de Manuel tuvieron que tirar parte del género por la rotura de congeladores con el agua, que entró en el local "por lo alto de la acera" y "llegó al cuarto de baño". "Tuvimos una cuarta de agua con barro", indica Manuel, que asegura que "se rompieron las neveras" y hubo que tirar pescado. Cuantifica los daños en unos 2.000 euros. "A ver si ahora los seguros quieren responder", afirma mientras atiende a los clientes que van y vienen. "Aquí en Campanillas, como el río se desborda, cuando llueve bien de verdad, pues estamos asustados", resume.
Son trabajadores y propietarios de negocios que, al igual que los vecinos de las zonas inundables de esta barriada, viven pendientes del tiempo y de la posibilidad de que llueva. Mientras, sigue pendiente desde hace dos décadas el proyecto para encauzar el río.

Nieves Egea
Redactora de Informativos de SER Málaga. Especializada en información municipal. Ha cubierto en las...




