Minería sí, minería no

Sevilla

El teléfono móvil con el que estoy grabando esta columna contiene más de 80 minerales diferentes. El cable por el que mi voz viaja hasta su aparato de radio está hecho de cobre. Si me escucha desde el coche, sepa que un vehículo necesita varios cientos de kilos de metales, entre ellos acero, aluminio o cobre… Y si es eléctrico, muchos más.

Vivimos rodeados de materias primas críticas. No lo pensamos, pero dependemos de ellas para casi todo: sistema eléctrico, baterías, pantallas, motores, placas solares, aerogeneradores… Nuestro presente ya no se entiende sin esos metales. Y nuestro futuro, ese futuro con energía limpia, aún menos.

Europa se ha dado cuenta —tarde, suele ocurrirle— de que no puede seguir dependiendo del exterior, sobre todo de China, para un suministro del que depende su industria y su seguridad estratégica. Aprendimos la lección con las mascarillas y los respiradores durante la pandemia. Y no nos puede volver a pasar con los metales.

Por eso es una noticia de alcance estos días la decisión de la Comisión Europea de impulsar 47 proyectos estratégicos de minería, de refinado y de reciclaje de metales, siete de ellos en España y dos muy relevantes en Andalucía.

Porque el debate ya no puede ser si minería sí o minería no. El verdadero debate es minería cómo. Es decir, como extraemos y procesamos esos minerales que son imprescindibles y lo hacemos con normativa europea, con estándares europeos, con sistemas de seguridad, con respeto ambiental. Y también, claro, generando puestos de trabajo y riqueza que beneficie sobre sobre todo al territorio en el que se opera.

Todos queremos móviles de última generación y energía solar. Pero cuando nos hablan de minería, muchos tuercen el gesto. Podemos seguir dependiendo de China, o mirando hacia otro lado con la minería africana, que por cierto también está en manos de China. O podemos hacer una minería plenamente europea.