Sevillanos de inteligencia… natural
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre el valor de los días que se avecinan, una suerte de terapia para la ciudad y para miles de sevillanos
Carlos Navarro Antolín: Sevillanos de inteligencia… natural
Sevilla
La ciudad está a pocos días de entrar en su particular fase de terapia anual. Sevilla se recuesta en el diván cada primavera, se permite ese lujo que en el fondo es una fortaleza. Saber desconectar como ciudad, aunque a veces solo sea parcialmente, es una virtud que no todas las urbes se pueden permitir. Cambiamos de velocidad, ajustamos la marcha, reposamos, prestamos menos atención al telediario, nos refugiamos en la actualidad local y nos alejamos de aquella que nos resulta propia de la diáspora.
Ahora algunos debaten más sobre el horario de los bares en la Madrugada que sobre la cumbre del PP de este fin de semana en Sevilla o los aranceles que imponen los Estados Unidos. Miramos más las previsiones del tiempo que el seguimiento del rearme que necesita la Unión Europea. Atendemos más a los preparativos domésticos que a las gestiones de Sánchez para sacar adelante el aumento en gasto de Defensa.
Nada del exterior nos es ajeno, no somos catetos, ni ignorantes, ni nos recostamos en la zona de confort. Somos simplemente hijos de esta ciudad. La primavera en Sevilla no nos altera, al contrario. Nos ayuda a encontrar el equilibrio, ganar en defensas para el resto del año y saber apreciar cuánto de bueno tenemos alrededor. Y de eso se beneficia la propia ciudad y miles de vecinos que así enfocan estas fechas. Estamos a un paso de esos días en que nos dejaremos llevar para regresar después a la trinchera cotidiana. No somos frikis, somos de inteligencia fina. Y muy natural, nada artificial. Conciliamos el trabajo con la terapia del azahar. El sevillano sabe hacer varias cosas a la vez.