Detectan un aumento de contaminantes en el agua de lluvia por la influencia de las balsas de fosfoyesos

Huelva

Se trata de una nueva investigación sobre la composición química del agua de lluvia en Huelva y su área metropolitana y la influencia que tienen en ella las balsas de fosfoyesos. El estudio confirma la presencia de elementos potencialmente tóxicos en las precipitaciones, con niveles que en algunos casos superan los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Entre enero de 2021 y diciembre de 2022, los investigadores recogieron 612 muestras de agua de lluvia mediante 17 pluviómetros distribuidos por la zona de estudio. Se analizaron distintos parámetros, como el pH, la conductividad, los iones mayoritarios y los metales traza. Los resultados mostraron una variabilidad espacial en la calidad del agua de lluvia, con concentraciones elevadas de metales como arsénico (As), cromo (Cr), níquel (Ni) y flúor (F-) en las inmediaciones de las balsas de fosfoyesos. En concreto, los valores de pH, F- y Ni en estas áreas superaron los límites establecidos por la OMS para el agua potable.

El profesor del departamento de Sociología, Trabajo Social y Salud Pública de la Universidad de Huelva, Manuel Contreras Llanes, es el autor principal de este trabajo que se realizó en el contexto del comité de expertos de las balsas de fosfoyesos de la UHU.

Además, se identificaron otras fuentes de contaminación en la región: una de origen regional, vinculada a aerosoles marinos del Atlántico y el estuario del Odiel-Tinto, y otra de origen local, asociada a las emisiones industriales de los complejos químicos cercanos, con presencia de metales como cobre (Cu), plomo (Pb) y zinc (Zn).

Los investigadores también observaron que la contaminación disminuye a medida que aumenta la distancia respecto a las balsas de fosfoyesos, lo que confirma su papel como una fuente principal de elementos tóxicos. Asimismo, los patrones de viento parecen influir en la dispersión de estas sustancias, afectando a las poblaciones situadas a sotavento de la zona industrial.

El estudio destaca la necesidad de continuar con el monitoreo ambiental y evaluar el impacto del plan de restauración RESTORE 2030, que ejecuta actualmente Fertiberia -la empresa responsable de los vertidos-, para el estuario del Odiel-Tinto. Se sugiere que estos resultados puedan servir como referencia para futuras políticas de mitigación de la contaminación en Huelva y en otras regiones con problemas ambientales similares. Los investigadores instan a realizar estudios adicionales para evaluar las implicaciones a largo plazo sobre la salud pública y los ecosistemas locales.

En el trabajo también han participado Juan Alguacil, catedrático de la Onubense y miembro del Consorcio para la Investigación Biomédica en Epidemiología y Salud Pública; Vanesa Santos, del departamento de Sociología, Trabajo Social y Salud Pública de la Universidad de Huelva; y Roberto Rodríguez, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y el Instituto Geológico y Minero de España.