El misterio de la Gerencia de Urbanismo

Córdoba

Hay instituciones que rozan la mística. En Córdoba, tenemos la Mezquita Catedral, Medina Azahara, los Patios… y la Gerencia de Urbanismo. Porque si hay algo que ha logrado aunar a todos los gobiernos, de todos los colores en los últimos 25 años desde su creación, es su incapacidad para que esta maquinaria administrativa funcione y cuando lo hace, lo hace con la fluidez de un carruaje del siglo XIX subiendo la Cuesta del Reventón.

Lo que está pasando la mayor empresa de Córdoba, Cunext es digno de fábula. Una empresa que quiere levantar una fábrica de cobre verde –sí, verde, que hasta suena a progreso limpio, ecologista y muy europeo– tiene los deberes hechos: terreno listo, constructora contratada, financiación preparada y un calendario que tiembla. ¿Qué falta? Pues lo que siempre falta: una licencia de Urbanismo, ese santo grial que se busca con fe, incienso y, últimamente, mucha paciencia empresarial.

El presidente de Cunext, Dámaso Quintana, casi suplicaba la semana pasada lo evidente delante del presidente de Urbanismo, que responde como el oráculo de Delfos: "en abril". Pero claro, abril es muy ambiguo en Córdoba sobre todo cuando están en juego decenas de millones de euros. Abril, que puede ser una fecha o una actitud. Mientras tanto, la planta sigue en stand-by, como tantas otras ideas que esperan su turno en la cola infinita de papeles de la burocracia.

La Gerencia de Urbanismo no es una oficina. Es una prueba de resistencia. Y quien la supera, se gana el derecho a hacer cobre verde... o milagros.