La mina que aún guarda tesoros: hallan metales estratégicos en las sales sulfatadas de los residuos mineros de Nerva
Los investigadores estiman que la producción, sin grandes inversiones para materializarla, alcanzaría una media anual de 422 kg por hectárea de cobre y 422,6 kg de zinc.

"es una especie de minería renovable" Julio César Arranz
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Huelva
Son metales que podrían recogerse, como una especie de salina, todos los años. Los investigadores estiman que la producción, sin grandes inversiones para materializarla, alcanzaría una media anual de 422 kg por hectárea de cobre y 422,6 kg de zinc. La superficie útil actual es de 2,5 hectáreas, con posibilidad de poder ampliarla hasta 3 o 4 adecuando el terreno con pequeñas intervenciones.
Un equipo de investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) ha identificado una antigua instalación minera en Nerva, como un lugar potencialmente aprovechable para la recolección de sales sulfatadas eflorescentes con altas concentraciones de metales de interés, especialmente cobre (Cu) y zinc (Zn), y en menor medida, arsénico (As), cobalto (Co) y níquel (Ni).
El estudio, de carácter preliminar, ha sido publicado recientemente en la revista científica Minerals Engineering y ha sido desarrollado por los investigadores Julio César Arranz-González, Francisco Javier Fernández-Naranjo y Virginia Rodríguez-Gómez, miembros del Grupo de Investigación en Residuos Mineros y Geoquímica Ambiental del IGME.
La investigación se centró en un embalse de retención de lixiviados, situado en el término municipal de Nerva, dentro de la histórica Faja Pirítica Ibérica, una de las zonas mineras más importantes de Europa. En este área, donde aún se aprecian vestigios de la intensa actividad minera del pasado, se forman todos los años de manera natural durante los meses secos del año sales de sulfato eflorescentes —compuestos cristalinos altamente solubles que se generan por evaporación de aguas ricas en sulfatos—, las cuales contienen metales disueltos.
Según ha explicado Julio César Arranz, autor principal de este trabajo, las sales eflorescentes se generan cuando el agua ácida, cargada de minerales disueltos, se evapora bajo el sol del verano, dejando atrás depósitos cristalinos. En otras palabras: el sol hace el trabajo de concentración y la recolección sería tan sencilla como cosechar sal en una salina.
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"son minerales que se producirían todos los años" Julio César Arranz
Los investigadores estiman que la producción, sin grandes inversiones para materializarla, alcanzaría una media anual de 422 kg por hectárea de cobre y 422,6 kg de zinc, junto con cantidades menores de arsénico (141 kg/ha), cobalto (6,3 kg/ha) y níquel (2,5 kg/ha). La zona de estudio tiene ya una superficie útil de 2,5 hectáreas, que podría ampliarse hasta 3 o incluso 4 con ciertas obras de adecuación del terreno.

Sales eflorescentes en Nerva. (Julio César Arranz)

Sales eflorescentes en Nerva. (Julio César Arranz)
Según explican los autores, estas sales eflorescentes, a pesar de su acidez, podrían constituir una fuente secundaria de recuperación de metales mediante técnicas hidrometalúrgicas. “Los resultados indican que, bajo condiciones de sequía estival, elementos como el cobre y el zinc se concentran de forma significativa en estas sales, lo que abre la posibilidad de su recolección antes de la llegada de las lluvias”, señala Arranz-González.
El procedimiento planteado es relativamente sencillo: las sales se podrían recolectar raspando la superficie plana donde se acumulan y luego disolverlas en tanques para recuperar los elementos valiosos. Dado que parte de estos metales —como el cobre, el cobalto y el níquel— están considerados Materias Primas Estratégicas por la Comisión Europea, su recuperación representa un interés no solo ambiental, sino también económico y geopolítico.
La zona de estudio, caracterizada por residuos con escombros lixiviados y materiales erosionados, está ubicada cerca de la antigua planta de procesamiento mineral conocida como La Naya. Durante el trabajo de campo se tomaron muestras tanto de agua como de sólidos y sales para su análisis geoquímico y mineralógico.
Aunque las cantidades aún son modestas y la investigación preliminar, el concepto abre una posibilidad fascinante: una forma de "minería renovable" según Arranz.
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"es una especie de minería renovable" Julio César Arranz
Esta propuesta de aprovechamiento se inspira en investigaciones previas, como las realizadas en el río Tinto, que ya habían sugerido la viabilidad de recolectar estas sales para extraer metales de forma sostenible. La principal ventaja, según los expertos, es que se trata de un proceso natural que probablemente no requiere grandes inversiones iniciales y que podría, además, contribuir a reducir el impacto ambiental de los residuos mineros abandonados.
El estudio concluye que esta estrategia podría convertirse en una solución innovadora para la valorización de pasivos ambientales mineros, alineada con los objetivos europeos de economía circular y transición energética. Nuevas investigaciones a mayor escala serán necesarias para evaluar su viabilidad técnica y económica a largo plazo.
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Santiago González Sarrión
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