Brian Ocampo sigue sin aparecer

La temporada del Cádiz CF no ha sido lo esperado. Si no ocurre un milagro futbolístico, los gaditanos acabarán, a priori, en tierra de nadie. Esperando que no ocurra una desgracia y se pelee por no descender en las últimas jornadas, el nivel, acabe como acabe, no ha sido el mejor. En una plantilla que parecía que en Segunda División podría ser diferencial, muchos jugadores siguen sin aparecer. Además de Gonzalo Escalante, quien acumula un minuto en los últimos siete partidos, se le suman varios futbolistas más. Uno de ellos es Brian Ocampo.

Cuando los gaditanos descendieron a Segunda, las esperanzas en que el charrúa fuese diferencial en la categoría era una de esas bazas donde agarrarse. Sin embargo, no ha sido así. Y no es que no haya tenido oportunidad de demostrarlo. El uruguayo, actualmente, suma 29 partidos en Liga, donde ha sido titular en 21 ocasiones. El caso son sus números: solo un gol y cuatro asistencias en total.

Un comienzo extraño

Desde el verano de 2024 las cosas no han ido del todo bien. Ocampo fue convocado por Marcelo Bielsa para ir con Uruguay a la Copa América. Incorporándose algo más tarde que sus compañeros a la pretemporada, los rumores de su regreso a Nacional se incrementaban cada vez que su expresidente, Alejandro Balbi, era preguntado por el futbolista.

Sin embargo, no se dio y el uruguayo se quedó en la Tacita de Plata. Siendo una noticia positiva por aquel entonces, tenerle en la plantilla podría ser dar un golpe sobre la mesa en la categoría. No obstante, esto ha sido más un deseo del aficionado que otra cosa, ya que su rendimiento en el campo no le avala.

Talento y números

Es indiscutible que tiene un talento único. Su capacidad de regate en el uno contra uno lo convierten en el séptimo jugador de Segunda con más regates que han sido óptimos contra su oponente (47). Dos puestos más arriba, se sitúa Ontiveros con 51. En total, Ocampo se sitúa como el sexto regateador de la Liga Hypermotion, superando al mismo Ontiveros, quien se coloca con 99. Incluso cuando llegó Garitano al banquillo, se abrió el debate de si ambos podrían jugar juntos. No obstante, la valoración de estos datos, al verles sobre el campo, son muy distintas.

A pesar de su capacidad para desequilibrar a sus adversarios, muchos de estos regates no han sido realmente para generar verdadero peligro. En Riazor, el pasado fin de semana, se vio en su salida al verde. Con balón, a la vista del espectador, llenaba los ojos por su capacidad de desequilibrio. Para el juego ofensivo en sí, su aportación fue mínima. No solo eso, sino que su expresión corporal era la de un futbolista con una tensión diferente a sus compañeros. Algo que se ha ido repitiendo en varios encuentros.

Con todo esto, su temporada es decepcionante. Y lo es por las altas expectativas que él mismo generó en su llegada. Antes de una grave lesión de rodilla, Brian Ocampo, en Primera División, no era poca cosa. Por ello, ver su talento en su mejor versión hace que el enfado y decepción sea mayor. Con ocho jornadas por delante, José Antonio de la Rosa, quien debería ser su suplente por nombre, le está ganando la partida. Ahora, tiene estas últimas semanas para mostrar su mejor versión y finalizar la campaña de la mejor manera posible.