"En estos momentos tan duros te das cuenta de toda la gente que te quiere"

Jerez de la Frontera

Isma Gil, guardameta del Xerez CD, que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente el lunes de la lesión en la acromioclavicular que sufrió durante el partido ante La Balompédica Linense, descansa ya en casa, “dolorido” aún, pero “con ánimo”. Reconoce que “han sido dos días duros, en los que la cabeza va a 2000, pero bueno, ya tranquilo y empezando la rehabilitación”.

Asegura que lo peor que lleva no son los dolores, “es saber que se acabó la temporada y no saber cuándo volver, cuándo voy a volver a poder coger a mi niño. Al final, el dolor es dolor y hay que aguantarlo y ya está, no queda otra, pero es más lo emocional que lo físico”.

Se siente un “afortunado” por tener a “gente de confianza a mi lado. La entrada al quirófano fue rapidísima, el doctor David Gutiérrez, que yo lo conocí en Sanlúcar, me derivó a uno de los mejores en codo y articulación de hombros, el doctor Antonio Mesa. Llegué a su consulta el lunes a las dos y media con mi padre y fue como cuando entras a un sitio y dices, quiero que sea él el que me opere. Esa sensación me transmitió. Me preguntó si me operaba esa misma tarde y le dije que sí. Todo muy rápido y genial. No le han dado fechas para la vuelta al trabajo, pero “la temporada se acabó, incluido el play-off, porque tenemos que jugarlo sí o sí. Ahora a recuperarme lo antes posible para llegar a la pretemporada en el punto óptimo”.

Ahora, el guardameta azulino asume que tendrá otro papel en el equipo y es “ayudar desde otra posición. Como capitán y como jugador que soy del Xerez CD, pues me toca ejercer esa función.

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Asume que la acción en la que se lesiona es de “muy mala fortuna, el jugador de La Balona me escribió para decirme que lo sentía mucho, pero no tuvo maldad ninguna, fue un choque fortuito”. De la jugada recuerda que “recibí el golpe, pero fui luego a por el balón, ya sabes que los porteros estamos un poquito para allá y lo que quise es que no nos metieran gol. Pero en el momento de recibir el golpe ya sé que ha pasado algo, porque noto como si se moviera la articulación, y ya cuando me llevo la mano izquierda al hombro veo que el hueso está fuera”.

Isma Gil se emociona cuando se acuerda de los mensajes de apoyo que está recibiendo estos días, “ha sido increíble, me tiembla hasta la voz, porque en estos momentos así duros te das cuenta de toda la gente que te quiere, de tu familia que está ahí, de que te ayudan a todos. Mi pareja me baña, se encarga del niño, me ayuda con los apósitos, con todo. Mis padres estaban en los Pirineos y se bajaron inmediatamente. El club espectacular, mis compañeros, toda la afición. Sé que soy querido en Jerez, aunque llevo poco tiempo aquí, pero bueno, no sabía de la magnitud. Esas muestras de apoyo son un poquito, el motor que te hace seguir para adelante.

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Con 36 años estaba viviendo “mi quinta juventud como portero y es una lástima, porque me encontraba a un nivel bastante bueno, en uno de los mejores momentos de mi carrera. Además, me hubiera encantado jugar este play-off, que es lo primero que se me pasó por la cabeza cuando abracé a Santos en la sustitución. Además, se lo dije, que le había tocado su momento. La portería del Xerez está en buenas manos, sé que lo va a hacer espectacular y me va a tener a mi lado para cualquier cosa”. Destaca la buena relación que tiene con santos, “congeniamos bien desde el primer día y el míster nos lo dejó muy claro todo y creo que al final eso ayuda mucho. Checa es un fenómeno, le gustará más a la gente o menos, a mí me encanta, pero además es que la gestión del grupo es bestial”.

Por último, Isma Gil está “convencido” de jugar el play-off y califica la temporada de “sobresaliente, lo que pasa es que tenemos un problema, y es el míster. A él no le gusta el sobresaliente, le gusta la matrícula de honor y eso nos lo ha inculcado a nosotros”.