Funcionarios reclaman en Málaga más inhibidores tras incautar 675 móviles en la cárcel de Alhaurín

"Hacen falta inhibidores" J Leiva, Acaip- UGT España
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Málaga
Los teléfonos móviles se han convertido "en uno de los objetos más codiciados en prisión, generando un mercado negro con graves consecuencias para el orden interno" explica en SER Málaga, Joaquín Leiva, portavoz en España de Acaip-UGT.
Entre 2020 y 2024 se han incautado un total de 12.882 terminales en los centros penitenciarios, y 675 de ellos fueron decomisados en la prisión Málaga I (Alhaurín de la Torre), en donde las intervenciones marcan una clara tendencia ascendente. En 2024 han sido localizados un total de 161 terminales en esta cárcel", precisa.
Las prisiones de Madrid III, Málaga I y Almería encabezan la lista de centros con más incautaciones.
Uso del móvil
Muchos de estos dispositivos son utilizados por internos "especialmente peligrosos, como condenados por delitos de terrorismo, violencia de género o perteneciente bandas organizadas, cuyas comunicaciones están restringidas por motivos legales o de seguridad. El acceso a estos teléfonos no solo les permite continuar con su actividad delictiva, sino que también genera conflictos, deudas entre presos y episodios de violencia relacionados con su control. Y es que normalmente estos móviles son alquilados dentro de prisión".
Los funcionarios "debemos hacer frente a esta realidad con medios claramente insuficientes. Los terminales, cada vez más pequeños y fabricados con componentes plásticos, escapan fácilmente a los detectores de metales y pueden esconderse en los lugares más insospechados. Esto obliga a realizar requisas exhaustivas que requieren formación especializada y suficiente personal".
Drones
Además, han surgido nuevos métodos de introducción que suponen una grave amenaza para la seguridad: los drones. "Su capacidad de sobrevolar instalaciones - casi siempre de día, y no de noche como se presume en muchas ocasiones- y de depositar objetos con precisión convierte a estos dispositivos en vectores de riesgo casi indetectables, capaces de burlar las defensas actuales".
Frente a este panorama, "es urgente una inversión decidida en tecnología moderna de seguridad. Los inhibidores instalados hace años, basados en redes 3G, han quedado obsoletos ante el avance de las telecomunicaciones. Es imprescindible dotar a los centros penitenciarios de sistemas de inhibición actualizados que impidan el uso de teléfonos móviles en su interior y eviten que drones sobrevuelen zonas restringidas".




