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Córdoba

Un homenaje, según la RAE, se define como un <<acto o serie de actos que se celebran en honor de alguien o algo>>. Para concluir si ese alguien es merecedor de tal honor, es importante conocer todo aquello que haya contribuido a su reputación (trayectoria, ideas, actos…). Si ese conjunto, además, se presenta como un ejemplo a seguir y, por ende, ser transmitido entre generaciones, estaríamos hablando de un legado, una lección de vida.

Son cuantiosos los homenajes rendidos a la ya fallecida poeta, rapera y activista Gata Cattana, y crecen sin descanso a más se divulga su obra. Artista, luchadora, pero sobre todo humana como ella sola, como todos debiéramos ser. Ojo, no en un sentido imitativo, sino ilustrativo. Se trata de entender a través de su figura que es posible forjar una identidad propia, crítica y comprometida, sustentada en unos valores resistentes frente a las continuas embestidas de un sistema capaz de achantar al más rebelde.

Su mayor legado queda lejos de <<estar aunque no se esté>>, eso es tarea del arte y cualquier artista puede aspirar a esa trascendencia. Tampoco se basa en su creación musical ni literaria, pues no dejan de ser medios de expresión y maneras de acercarnos a quien hay tras la creadora antes que fines en sí mismos. Su mayor legado es la lucha por la cultura, la valentía de enfrentar lo injusto, la importancia de unas convicciones propias y de poder defenderlas. Este es su ejército, un batallón de librepensadores.