Ocio y cultura

Jesús Nazareno

Comentario sobre la salida penitencial de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús Nazareno

Arahal

Rafael Martín Martín - Cronista oficial de la Villa.

El 2025 quedará grabado en la historia de Arahal como un año lleno de fe, devoción y orgullo colectivo. Para los hermanos de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, este año representa la culminación de un sueño largamente esperado: la coronación canónica de Nuestra Señora de los Dolores, su venerada imagen titular.

Desde que el pasado 15 de junio se anunciaran los actos preparatorios, la localidad ha vivido meses intensos, marcados por momentos que han tocado el alma de sus habitantes. Entre ellos, uno resplandece con especial fuerza: la entrega de la medalla de oro de la ciudad a la Hermandad, un gesto que reconoce no solo su papel en la vida religiosa, sino también su contribución incansable al tejido social y cultural de Arahal. Este homenaje, celebrado el 26 de marzo en un acto cargado de emoción, fue un anticipo del fervor que aún está por venir.

El calendario avanza hacia dos fechas que marcarán un antes y un después en la historia devocional del municipio: la estación penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno junto a la Virgen de los Dolores, y la coronación canónica de esta última, prevista para el próximo 24 de mayo. Dos hitos que no solo representan la fe de un pueblo, sino su identidad más profunda, tejida entre la tradición, la esperanza y el amor a sus raíces.

La estación penitencial de la Hermandad de Jesús Nazareno es, sin duda, uno de los momentos más intensos y esperados de la Semana Santa arahalense. Su salida en la madrugada del Viernes Santo es mucho más que una tradición: es una expresión viva de fe. Desde hace algunos años, cada Viernes Santo a las cinco y media de la mañana, Arahal despierta en silencio y recogimiento para vivir uno de los instantes más conmovedores de su Semana Santa, con la Hermandad saliendo desde la iglesia parroquial de Santa María Magdalena.

Cuando se abren las puertas del templo, todo se detiene. Asoma la imponente figura de Jesús Nazareno, obra del imaginero José Rivera, tallada en 1944. La imagen representa a Cristo cargando la Cruz, con la ayuda del Cirineo, y lo hace con una serena expresión que conmueve. Tallado en madera y policromado al óleo, su estilo neobarroco da vida a una escena que traspasa el tiempo. La mirada de Jesús, la Cruz al hombro y el paso firme pero contenido marcan el inicio de una procesión que no necesita palabras. El pueblo lo acompaña en silencio, hablándole con la emoción de su presencia, en un amanecer que parece susurrarle al alma.

Nuestro Padre Jesús rompe el silencio de la noche con su paso solemne. Carga con la cruz de todos y camina como si acariciara cada promesa y cada lágrima silenciosa del pueblo. El empedrado besa sus pies, y en ese instante todo es oración.

Su paso, una joya de madera de cedro dorada, fue realizado entre 1999 y 2004 en el taller sevillano de Manuel Durán. Cuatro faroles plateados en las esquinas, obra de Orfebrería Villarreal en los años 70, lo coronan con elegancia. El conjunto se completa con esculturas y cartelas a lo largo de los respiraderos y la canastilla, elaboradas por Fernando Murciano, que aportan un simbolismo profundo a cada detalle.

A su alrededor, una marea de fe: unos mil doscientos nazarenos lo acompañan, formando un cuerpo vivo de devoción que recorre las calles en silencio, compartiendo con Jesús Nazareno el peso de la madrugada y el consuelo de la esperanza.

Completando el cortejo procesional, brilla con luz propia la imagen de Nuestra Señora de los Dolores, la primera advocación dolorosa del pueblo de Arahal. Este año, su presencia cobra un sentido aún más especial: será coronada canónicamente, un acto que no solo la proclama Reina del Universo, sino que reafirma lo que siempre ha sido en Arahal: Reina de los corazones.

Su historia es también la historia de la fe del pueblo. Aunque la imagen original se perdió en los trágicos sucesos de 1936, la devoción no se apagó. Muy al contrario, se avivó con la llegada de la actual talla, realizada en 1944 por José de Ribera. De estilo neobarroco, su rostro sereno, policromado al óleo y tallado en madera, transmite mucho más que belleza. En su mirada se lee el amor de una madre, la fortaleza en el sufrimiento, la esperanza en medio de la adversidad, y la fe que no se quiebra.

Ella es guía, consuelo y ejemplo. En cada procesión, en cada rezo, en cada lágrima y agradecimiento, la Virgen de los Dolores ha estado presente, caminando junto a su pueblo desde hace más de cuatro siglos. Su figura no solo pertenece a la Hermandad, sino a todo Arahal. Es historia, es devoción, es identidad.

Y este 2025, el pueblo le devuelve con amor lo que siempre ha recibido: una corona que no es solo de oro, sino de gratitud y fe.

El paso de la Virgen de los Dolores no solo emociona por lo que representa, sino también por su extraordinaria belleza. Se trata de una auténtica joya del arte sacro, realizada en plata de ley, con varales, peana y respiraderos labrados con un nivel de detalle que solo puede salir de manos expertas, como las del taller de Ramón León. A ello se suman la candelería, las jarras y los candelabros de cola, piezas llenas de elegancia y equilibrio, nacidas en Orfebrería Villarreal.

Este año, el conjunto alcanza su plenitud con la incorporación de las bambalinas interiores del palio, un trabajo artesanal de altísimo nivel que culmina una obra de enorme valor artístico. Tanto estas como las exteriores, junto al techo del palio, han sido bordadas en el prestigioso taller astigitano de Jesús Rosado Borja. Coronando el techo, la Gloria pintada por Nuria Barrera aporta un toque celestial y simbólico que eleva aún más el conjunto.

El acompañamiento musical es otro de los pilares que llenan de emoción esta estación procesional. La Banda Municipal de Arahal, con su impecable sonoridad, acompaña a la Virgen, envolviendo su caminar en un ambiente de oración y sentimiento. Por su parte, el paso de Nuestro Padre Jesús cuenta con el apoyo de la Banda de Cornetas y Tambores de la propia Hermandad, reforzando el vínculo entre fe, tradición y comunidad.

Este 2025 es también un año de grandes estrenos. Además de las nuevas bambalinas, destaca un delicado volante de encaje francés del siglo XIX para el tocado de la Virgen, un broche de plata y circonitas, y un símbolo muy especial: la medalla de oro de la ciudad de Arahal, recientemente concedida a la Hermandad. En el paso de Cristo, se presentan nuevas vestiduras para la imagen de Simón de Cirene: camisa, calzas, chaqueta y pantalón que realzan su fuerza expresiva y su cercanía humana.

Cada detalle, cada estreno, cada nota musical… todo contribuye a hacer de esta procesión una experiencia única, donde el arte se convierte en oración y la tradición en emoción compartida.

Su amplio recorrido por las calles de Arahal tiene momentos muy significativos, aunque es complicado elegir un lugar o lugares destacados a lo largo de toda la procesión de la madrugada y mañana del Viernes Santo debido a la singular participación de los vecinos por los que discurre la Hermandad haciéndola única, sí podríamos mencionar varios momentos inigualables en todo el recorrido:

La salida de la Imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Dolores en el momento de asomar sus pasos procesionales tras superar el cancel interior de la parroquia Santa María Magdalena.

El paso completo de la cofradía por la zona de los 3 Gatos, mezcla y amalgama de toda la tradición antigua de nuestra Hermandad y exaltación popular convirtiéndose la procesión y el pueblo en un todo único que se mantiene hasta la entrada en la parroquia cerca de las dos de la tarde.

Así culmina la estación de penitencia de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en una madrugada que Arahal guarda como un tesoro del alma. Entre el silencio y la música, entre la cruz y la corona, el pueblo se une en una misma expresión de fe, devoción y amor a sus titulares.

Este año, más que nunca, el Viernes Santo no es solo una cita con la tradición, sino con la historia y el corazón de Arahal. La coronación de Nuestra Señora de los Dolores no es solo un acto litúrgico, es la proclamación de lo que el pueblo ya sentía: que María reina en cada calle, en cada hogar y en cada latido de los que la veneran con entrega.

Cuando el cortejo regrese al templo y las puertas se cierren, quedará en el aire el eco de una madrugada inolvidable. Una madrugada que no se mide por el paso del tiempo, sino por la intensidad del amor compartido. Porque en Arahal, cada Semana Santa, la fe camina con nosotros. Y en este año histórico, lo hace coronada de gracia y esperanza.

Sonia Camacho

Sonia Camacho es directora de Bética de Comunicación...