Venció al cáncer y ahora es hematóloga: "Empatizo mucho con el paciente"

Decía la escritora estadounidense Helen Keller que “el optimismo es la fe que conduce al logro. Nada puede hacerse sin esperanza y confianza”. Y para Ana Pardo Vela (Almería, 24/7/1992), ser positiva, fuerte, y sentir el respaldo de su familia y amigos le ayudó a vencer al cáncer. Cuenta su historia con una tranquilidad increíble, recordando cómo empezó todo y el camino hasta la remisión de un linfoma de Hodgkin. Obtuvo el título de Especialista en Hematología y Hemoterapia después de seis años de carrera y el MIR, que no fueron ni mucho menos sencillos. La vida le puso retos por delante y los fue superando.

Su vida

Ahora toca viajar en el tiempo. Ana se crio en Nueva Almería y estuvo en el Colegio Las Jesuitinas desde los 3 a los 18 años. Hija de Juan Ramón y Ana, tiene un hermano dos años menor, Juanra. Hizo la Selectividad para entrar en Enfermería porque “siempre me había gustado la rama sanitaria gracias a mi madre, que es enfermera”, señala a LA VOZ y Cadena SER. Realizó su primer año pero “quería dar un paso más, saber de anatomía y fisiología, de medicina... Entonces repetí dos asignaturas de Selectividad y entré en el grado en Medicina".

El momento

Sacó plaza de Medicina en Murcia y cuando solo llevaba un mes en la residencia de Espinardo, “el 10 de octubre de 2011 me ingresaron en el hospital”. Fue un poco extraño, porque Ana llegó a estar federada en natación y eligió seguir practicando deporte mientras estudiaba, pero “me cansaba demasiado y pensaba que era por la intensidad de los entrenamientos o el estrés del inicio de la carrera y el ritmo de vida”. Empezó a perder peso y le costaba dormir, “me entraban sudores nocturnos, picores y tosía mucho”.

Problemas

En un principio Ana y su familia pensaron que podía ser una neumonía y sacaron número en el Centro de Salud. Le indicaron que se hiciera una radiografía de tórax, ya en la Bola Azul, y “detectaron una masa mediastínica que ocupaba el tórax”. El mediastino es el espacio del tórax en el que se encuentran los pulmones y el corazón. Hay ganglios y “uno de esos creció mucho, se hizo una masa de 12 centímetros que me presionaba el pulmón izquierdo y desviaba la tráquea, por eso tosía y me costaba respirar. Llegué bastante mal, cansada y débil".

Pruebas

Ana tuvo que acudir de urgencia a Torrecárdenas e ingresó para el estudio del probable origen cancerígeno de la masa mediastínica. Allí le indicaron “que la sospecha era de linfoma en una probabilidad muy elevada”. Existen muchos tipos de linfoma, por ello cogieron una muestra mediante biopsia, para lo que la trasladaron a Cirugía Torácica del Hospital Virgen de las Nieves (Granada). Se sometió a un escáner de medicina nuclear y a una biopsia de médula ósea para conocer el grado de afectación del cáncer en su cuerpo.

Muy joven

En menos de un mes ya estaban los resultados y le diagnosticaron un linfoma de Hodgkin. Le dieron el alta para administrar el tratamiento en el hospital de día de Torrecárdenas: “Dentro de ese linfoma hay varios subtipos, el mío era tipo esclerosis nodular, de muy buen pronóstico, porque más del 85% de personas lo superan con la primera línea de quimioterapia”. Un año de tratamiento con seis meses de quimioterapia y otros tres de radioterapia:“Fue una quimio que toleré bien porque era joven y no tuve efectos secundarios graves... Sí que mareaba, me bajaban las defensas, cansancio, caída de pelo, náuseas, vómitos... Me vi obligada a dejar la Universidad mientras duraba el tratamiento”.

Recuperación

La almeriense había hecho un año de Enfermería y en Medicina solo pudo estar un mes porque le detectaron el linfoma de Hodgkin. “En 2012 el tratamiento había surtido efecto y en septiembre regresé a la Universidad pública de Murcia”. Fue entonces cuando Ana Pardo sintió que debía dar un paso más: “Tenía claro que ya no quería hacer sólo medicina, sino la rama de la Hematología para ayudar a las personas que pasan por situaciones similares a la que yo viví, porque yo recibí una ayuda muy valiosa”. Y la historia no se detiene aquí, porque su abuela también había sido diagnosticada de un mieloma múltiple, "llegando a compartir visitas al hospital de día”. Por todo ello, Ana quiso estudiar Hematología.

Carrera

Después de seis años de estudio acabó en junio de 2018 y en enero de 2019 hizo el examen el MIR: “Con la nota del examen fui al Ministerio de Sanidad en Madrid y cogí plaza como Médico Interno Residente para ser especialista en Hematología y Hemoterapia. Inicié la residencia el 28 de mayo de 2019 en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves (Granada), y tras cuatro años finalicé el 28 de mayo de 2023 con el título de Especialista en Hematología”.

Camino

Llegó a pasar por el Hospital de La Inmaculada, en Huércal-Overa, y también por la Región de Murcia. “Realizo un trabajo de laboratorio en el que analizo los hemogramas y frotis de sangre, estudios de coagulación, banco de sangre, pincho y analizo la médula ósea para dar un diagnóstico integrado...; y un trabajo clínico en consulta y planta de hospitalización: los diagnósticos de linfomas, leucemias, mielomas... Sus tratamientos y revisiones. Creo que en este trabajo es muy importante la empatía porque tengo una visión como médico pero también como paciente”, apunta Ana Pardo.

Es importante indicar que los oncólogos tratan el cáncer de órganos sólidos y los hematólogos de la sangre: “Es un trabajo integral. Diagnóstico, tratamiento y revisión".

Revisiones continuas

Ana Pardo tiene 32 años, acude a revisiones periódicamente y disfruta de cada instante con la familia, los amigos y su pareja. Lo que más recuerda del proceso es el apoyo de su entorno, "me doy cuenta de que superé momentos difíciles gracias a ellos, de que tuve a mi alrededor a muchas personas que velaron por mí y siempre estaré agradecida". De superar un linfoma de Hodgkin a estudiar Hematología para ayudar a las personas. Una charla con LA VOZ y Cadena SER que emociona.