El interés del Papa por Sevilla
El subdirector de Diario de Sevilla, Carlos Navarro Antolín, reflexiona sobre la vinculación de Sevilla con el Papa de Roma, reflejada en las dos visitas de Juan Pablo II y en el seguimiento que Francisco hacía del centro de formación de sacerdotes

Carlos -Navarro Antolín: El interés del Papa por Sevilla
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Sevilla
Acaba la Semana Santa, muere el Papa. Francisco bendijo al mundo el domingo y se murió el lunes. Nunca viajó a España ni dejó nombrado cardenal al arzobispo de Sevilla. Pero recibió a decenas de españoles, entre ellos a ilustres vecinos como monseñor Saiz, el alcalde Sanz, hermanos mayores, sacerdotes diocesanos, rocieros, artistas, etcétera.
La ciudad vivió dos visitas de Juan Pablo II. En 1982 y 1993. Fueron dos hitos. Nunca más vino un Papa. Pero, al menos, vimos a uno rezar el Ángelus desde el balcón de la Giralda, cuando aquella proclama célebre: “Sevillanos, sois fuertes en la Fe”. Por eso hay una estatua de bronce del Papa que vino del Este en la Plaza Virgen de los Reyes.
Francisco siempre preguntó por el Seminario al arzobispo Saiz en sus encuentros en el Vaticano. En cada una de sus audiencias. Y fueron muchas. Una de sus grandes preocupaciones era la formación de los futuros sacerdotes, consciente de la necesidad de evitar la crisis de vocaciones.
Vivimos ahora la paradoja de una pascua de luto. Sede vacante, manda el camarlengo. Entramos en horas de pésame y condolencias. Ha muerto la principal autoridad moral del mundo. Clamó por la paz y por la dignidad de los migrantes. Se quedó sin pasar por Canarias, nuestra Lampedusa. Se murió en su casa, en la residencia que tiene nombre de cofradía de Lunes Santo.




