El día que volvimos a mirarnos a los ojos
Firma de opinión de Sara Carrillo Maestra en Pedagogía Terapéutica y voluntaria social en Las Palmeras.

Firma de opinión Sara Carrillo El día que volvimos a mirarnos a los ojos
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Córdoba
Ayer, un apagón masivo paralizó gran parte de Europa. No fue solo la falta de electricidad: fue un recordatorio brutal de nuestra fragilidad. De repente, sin internet, sin batería en el móvil, sin cajeros automáticos funcionando, sin apenas noticias a tiempo real, nos vimos obligados a levantar la vista de las pantallas y mirarnos.
Descubrimos que no sabemos vivir sin tecnología. Algunos no sabían cómo llegar a casa sin GPS, otros sin poder pagar en supermercados porque lo de llevar efectivo se quedó atrás con frases como “pago con tarjeta” o “luego te hago bizum”.
Las calles se llenaron de rostros desconcertados, de conversaciones forzadas entre desconocidos que, en otro momento, habrían preferido mirar sus pantallas.
Y, en medio de esa confusión, surgió algo olvidado: gestos de ayuda, palabras amables, miradas cómplices entre desconocidos.
El apagón nos enseñó, aunque fuera por unas horas, que la tecnología es una aliada, pero también una jaula si no sabemos vivir sin ella. Que la verdadera seguridad no está en la nube, sino en las manos tendidas, en el conocimiento compartido, en el corazón atento.
Ojalá no olvidemos esta lección cuando vuelva la luz. Porque tal vez, en medio de la oscuridad, vimos con más claridad que nunca lo que de verdad importa: ser humanos.