Vive Linares: El comienzo de un sueño 

Jaén

El balance que se puede hacer de la primera edición del Festival ‘Vive Linares’ es extremadamente positivo. De hecho, el que suscribe este artículo, espera que esta cita musical se consolide en el tiempo y podamos disfrutar de bandas que son auténticos templos del indie durante muchos años más. Ante todo, destacar la tremenda puntualidad con la que se produjeron los conciertos de ambos días y el tremendo nivel musical del cartel.

Viernes

‘Vive Linares’ comenzó la jornada del viernes con el murciano, aunque de origen riojano, Carlos Malva (aunque su nombre artístico es ‘Malva’, a secas). No se comprendió entre el público que tan solo estuviera encima del escenario media hora, cuando la siguiente banda no salía a escena hasta una hora y cuarto después. Aun con todo, en tan solo 30 minutos Malva (que ya ha dejado atrás su cliché de ser participante en Factor X) logró convencernos a todos y todas de que es un magnífico frontman y que sus canciones suenan rotundas en directo. Benidorm 2020, Nuevo romántico o Voz Rota demostraron sobradamente la valía de este artista. Bien por Malva.

A las diez de la noche, en punto, llegaba el clímax del viernes, siempre según la opinión de este redactor. Y es que los vallisoletanos ‘Siloé’ pusieron el recinto ferial de Linares patas arriba. Buena culpa de ello la tiene su líder, Fito Robles, por el carisma que derrocha encima del escenario. Robles comenzó el concierto entre el público (como es habitual) y lo culminó de la misma forma. Llegaron a ‘Vive Linares' con su disco Santa Trinidad, aunque haciendo un repaso bastante bien medido de discos anteriores y nuevos singles. Podríamos hablar del momento épico del comienzo de Reza por mí precedido del famoso riff de guitarra de Entre dos tierras de Héroes del Silencio, pero sería quedarnos cortos. Esa estrella, Niebla, un gran solo de batería de Jaco Betanzos (quién ha dicho que los solos están demodé), El poder o Que merezca la pena se fueron desencadenando con un sonidazo absolutamente incuestionable. Coquetearon con lo electrónico en la grandilocuente Levita y ven, y levantaron al público en Todos los besos. No son suficientes las veces que uno vea a ‘Siloé’ en directo, siempre se quiere más. Tan solo estuvieron en el escenario una hora, y se hizo muy corto.

La noche del viernes terminó con Dani Fernández. Tengo que reconocer que mi gusto por este artista ha ido de menos a más. A base de fabricar buenos discos (especialmente a partir del segundo) me ha demostrado que es un solista muy especial, solvente y que sabe construir temas comerciales pero potentes al mismo tiempo. No hay que quitarle el mérito también a su banda, que es una apisonadora. Dani Fernández sí que tuvo más tiempo para su actuación, alrededor de una hora y cuarto. Aun así, se dejó fuera una de sus mejores canciones (a mí gusto), que no es otra que ‘Artificial’ y que hasta ahora la incluía en su setlist de festivales, un gran error a mi juicio. Se lo perdonamos porque descargó con fuerza canciones como Joderme la vida, Tropical, la bellísima canción Solo tienes que avisar, Plan fatal, Sin vergüenza, ¿Y si lo hacemos?, Criminal o Bailemos con la que acabó el show. Especial, muy especial, fue el momento en el que tocó la canción Supersubmarina del grupo baezano, con vellos a flor de piel y la añoranza de ver a Chino, Pope, Jaime y Juanca encima de los escenarios.

Sábado

Comenzaba la segunda jornada del Festival ‘Vive Linares’ con más frío que el día anterior y con una entrada de público inferior a la precedente. Aun así, alrededor de 2.000 personas, según la organización, acudían al antiguo Recinto Ferial para poder disfrutar de otra jornada de altura. Estrenaban la jornada en el escenario los madrileños Merino. Tiene un gusto exquisito este grupo en directo. Lo suyo es pura magia. Una banda con grandes canciones, con grandes letras y con una voz, la de su vocalista Sandra Merino, que es una delicia. Algo muy destacable fue que descargaron prácticamente entero su último álbum, El Bosque. También hubo tiempo para canciones de sus dos discos anteriores, pero el show se fijó fundamentalmente en su nuevo disco. Sonaron La brújula, La niña, El árbol, El laberinto o El bosque. Pero también repasaron temas anteriores como la genial Bailando con lobos, Cerca del Invierno (ya es la segunda vez en nuestra provincia que Mikel Izal no sale a cantarla con Merino, a pesar de compartir festival), Apareciste o Me voy. Hay que escuchar a esta gente, recomendación personal.

Después llegó, a mi juicio, el clímax: no solamente de la jornada del sábado sino de todo el festival. Llegaban Shinova y las múltiples camisetas y sudaderas con logotipos de la banda hacían presagiar que la banda seria la gran triunfadora de la noche. Y no nos equivocábamos. Comenzaron, poderosos, con Lobos y con las características poses y magnetismo del cantante, Gabriel de la Rosa, que se come el escenario. Sonaron canciones como El álbum, Para cambiar el mundo, una versión actualizada de Movimiento (con mucho más groove y que le sienta de maravilla), No cambiaría nada o Niña Kamikaze, que afortunadamente recuperan para el directo. Hace un año, cuando pasaron por Sentir Baeza, le pegué un pequeño tirón de orejas a Shinova por no tocar entera la canción Mirlo Blanco (una de sus mejores canciones, sin duda), y me complace comprobar que han aprendido de las sugerencias de los fans, y espero que de la mía también, y ahora la tocan en toda su plenitud. Le siguieron Alas, la siempre maravillosa y poética Cartas de navegación, Los días que vendrán, Si no es contigo, Qué casualidad (acabando en el foso junto a los fans), Antes de que todo acabe, La sonrisa intacta y Te debo una canción con un fraseo final de Volver. Sigo empeñado en lo mismo, uno de los mejores letristas de España, Gabriel de la Rosa, necesita ya tener un poemario en la calle. Su manera de construir versos es increíble.

El frío, que se notaba con fuerza a las doce de la noche, y la marcha de gente que habían venido a ver a Shinova hizo que el concierto de Mikel Izal comenzara con algo menos de público que el anterior. Esto no impidió a Izal realizar un grandísimo concierto en el Festival ‘Vive Linares’, con una puesta en escena muy llamativa que incluía pasarelas altas en el escenario y un sistema de video que aportaba un plus a su directo. En buena parte del concierto se utilizaron tonalidades verdes que te dejaban absolutamente ensimismado contemplando el escenario, realmente bien elegido. Me parece valiente lo que ha construido Mikel Izal en su nuevo disco, apartándose brutalmente de lo realizado anteriormente con su banda. De todas formas, en el concierto dejó contentos tanto a los antiguos fans como a los nuevos, ya que descargó canciones de Izal y de su carrera en solitario. Sonaron canciones como La gula, Grito, Autoterapia, Pausa, La fe, El baile, Copacabana, El paraíso o la imprescindible La mujer de verde.

Balance positivo

Lo positivo gana sin duda a lo negativo. Si comenzamos con todo lo bueno que ha aportado el festival, deberíamos citar el recinto que es inmejorable por lo amplio y espacioso que resulta para conciertos al aire libre.Esto es de agradecer porque uno no llega a sentirse jamás aprisionado entre la masificación de personas congregadas, a pesar de que el primer día fueron cerca de 4.000 las personas congregadas allí. La puntualidad, impagable. Otra cuestión a resaltar es el nivel de las bandas, ya que ha sido el cartel soñado por los que nos gusta de ir a ver bandas indie. Es prácticamente idéntico al realizado en 2024 por el Festival ‘Sentir Baeza‘ y eso es muy bueno, sin duda, porque pudimos disfrutar de lo mejorcito que hay en este país.

Otro punto a favor del Festival, la gestión y la profesionalidad demostrada en las barras de bebida. Las camareras y camareros se desvivieron en todo momento para que no se acumulasen muchos asistentes sin poder adquirir sus consumiciones. Y esto es de agradecer porque no necesitabas de mucho tiempo para poder pedir tu bebida. El sonido que se consiguió en el Recinto Ferial de Linares fue absolutamente sobresaliente. Todos los grupos sonaban a la perfección en cualquier punto del lugar. Incluso en la zona del foso, siempre complicada por los efectos de los subgraves, el sonido era nítido, poderoso y sin aristas. Y, sobre todo, la gestión que han hecho los organizadores del Festival para que todo saliera a pedir de boca y no hubiera retrasos ni contratiempos en ninguna de las dos jornadas del ‘Vive Linares'. Bien hecho.

Efectivamente, no se puede obviar que hay cuestiones que habrá que mejorar de cara a la edición de 2026 como fueron las largas colas en los baños y en los puestos de comida, la ubicación de los DJS (Daniless, DJake y Kike Rivero) o el hándicap de contar con un solo escenario. Pero esto no es nada frente a la inmensidad de haber desarrollado un Festival de verdadera altura, con mucho cariño y con un cartelazo de artistas y bandas. ¡Larga vida al Festival ‘Vive Linares’!