Paquera nuestra que estás en los cielos
Firma de opinión del periodista Aristóteles Moreno

Paquera nuestra que estás en los cielos. Aristoteles Moreno
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Córdoba
A la Paquera la ataba su padre en la pata de la cama. Y la molía a palos por maricón. Nació Antonio pero quiso ser Sara en aquella España de dirección única que trituraba al diferente sin piedad. Pagó duramente por su pecado. Fue humillada, maltratada, ultrajada, violada y despreciada hasta un límite que ni usted ni yo podremos nunca imaginar.
Dio con sus huesos en la cárcel por un crimen que no cometió y fue perseguida por la Ley de Vagos y Maleantes por el sencillo delito de haber nacido mujer en el cuerpo de un hombre. En la Ribera era presa de camioneros sin escrúpulos que mancillaban su dignidad y denigraban su orgullo. Solo encontró refugio en la alegría del carnaval y en los márgenes de aquella Córdoba en color sepia.
La semana pasada la Filmoteca estrenó el entrañable tributo que Fátima y Miguel Ángel Entrenas le han dedicado a su figura. En una sala abarrotada, la Paquera de Córdoba volvió a renacer de su dolor treinta años después de su muerte, ahora sí, entre el reconocimiento de su ciudad y el triunfo por fin de un mundo más libre, más diverso y más humano.




