Como Mújica
La opinión de Julián Granado

Morón de la Frontera
He oído a alguien lamentar la mucha falta que haría en España un político como el llorado Mújica. Pero definamos primero qué significa exactamente “como Mújica”. ¿Se quiere decir tal vez un político con un pasado de izquierdismo radical, llamado tupamaro en el Cono Sur, y aquí terrorista? ¿Se quiere decir también que esa filiación guerrillera sería luego purgada con algunos años de torturas y cárcel a manos de una dictadura como la que en España conocíamos por franquista? ¿Se quiere decir, incluso, un político bien avenido como era Mújica con regímenes como el castrista o el chavista, que en la muy democrática España denigramos en tanto que enemigos de las libertades? ¿Se quiere decir un político desde siempre enemistado con los EEUU, por el apoyo de estos a todos los totalitarismos que se declaran proyankis? Al decir “como Mújica”, ¿se quiere decir, en suma, un político de ideas claras para su pueblo, aunque dominadas por férreos principios de esos que aquí consideramos “anclados en el pasado”?
No. Creo que ninguno de los anteriores y peliagudos extremos va incluido en lo que se entiende por “un buen político como Mújica”. El pack al que se refierirá la persona que lo añora para España será más bien “aquel político fiel a sus convicciones, de vida espartana, incorruptible con el tejemaneje de los dineros públicos, y cumplidor de sus compromisos”. Eso que se da en llamar, simplemente, “un buen hombre”, como Machado, que era poeta y no político. Se me ocurren algunos nombres más: algún presidente de la República, algún demócrata encubierto durante el franquismo, algún exiliado por rojo o sindicalista duro de pelar, algún ministro postransicional… Y pare usted de contar. Pues los políticos realmente “como Mújica” no proliferan en España. Y si alguno lo consiguiera, habría de gobernar España contra la propia España. Que a base de campañas orquestadas y bárbaras manifestaciones de repulsa, se lo terminaría comiendo como se come el burro la yerba melosa. Por aquello tan español de que no se hizo la miel para la boca del asno.




