Las personas mayores reclaman ser prioridad en la agenda pública: “Queremos vivir hasta el último día, no ser una carga”

Las jornadas organizadas por el Defensor del Pueblo Andaluz han vuelto a poner el foco en las personas mayores, un colectivo que exige dejar de ser invisible y reclama derechos, calidad y calidez en la atención que reciben. “Queremos vivir hasta el último día, no ser una carga”, es una de las frases más repetidas durante estas jornadas, motivadas por el creciente número de quejas, el colapso del sistema y la necesidad urgente de mejoras estructurales.

Desde la institución andaluza se ha pedido situar a las personas mayores en el centro de las políticas públicas. Reivindican una vida activa, con proyectos y actividades, y el derecho a decidir sobre las ayudas que reciben, sin que sean sus familiares quienes lo hagan por ellos.

Uno de los aspectos más señalados ha sido la necesidad de revisar el modelo de residencias, ajustándolo a las verdaderas necesidades del colectivo, con más presencia médica, mejor coordinación con hospitales y atención digna. También se ha denunciado el retraso en los plazos de resolución de la Ley de Dependencia, que en muchos casos se alarga hasta dos años, cuando legalmente debería resolverse en seis meses.

“Cada vez que se logra recuperar una vida en estas edades, se están ganando años valiosos. Les debemos todo”, ha recordado el Defensor del Pueblo Andaluz, subrayando la urgencia de actuar.

Por su parte, María Victoria Zunzunegui, epidemióloga experta en envejecimiento, ha alertado de que España, a pesar de ser uno de los países con mayor esperanza de vida junto a Suiza y Japón, no está preparada. “Tenemos un sistema sanitario enfocado a curar, pero no a prevenir ni a rehabilitar, y trabaja de espaldas a los servicios sociales”, ha señalado. De ahí que una de las principales propuestas sea integrar plenamente la atención sanitaria con la social.

En definitiva, estas jornadas ponen de relieve la necesidad de aumentar la financiación y de adaptar el sistema a una realidad demográfica que ya no es futura, sino presente. Porque las personas mayores no solo quieren vivir más, quieren vivir mejor.