El viento no sabe leer

La opinión de Claudia GR Moneo

El viento no sabe leé, dice mi abuela.

Pero yo creo que aquí lo importante es escuchá.

Escucharla a ella y a toas sus compañeras.

Como me enseñó mi amiga Mar Gallego:

Paul B. Preciado expresó en una entrevista: que la mujer mayor es por definición el archivo de toda la cultura

y yo creo que nuestra sociedad no tiene ni un cachito de miramiento hacia ellas.

Una generación de briega y resistencia, una personalidá de alegría en la pobreza, unas jechuras de haber sobrevivío al golpe de Estado, a una dictadura, al hambre y a la miseria. Un tipo de persona que se perderá cuando ellas fallezcan.

¿Qué ha pasado para que sus hijos y nietos olviden sus historietas? Un relato, un discurso mamao de progreso, vinculao a velocidad, a productividá, a beneficio. Un sistema voraz llamado capitalismo. El dinero trae mucho malaje, dice mi abuela. Porque cuando este se vuelve el centro de nuestras vidas, olvidamos lo humano, lo comunitario e incluso nuestra propia calidad de vida.

Maldito dinero, maldito sistema, que nos mete el palo en la rueda. Donde la felicidad se posterga a los fines de semana y el resto es un sinvivir, de horas y pantallas. Ante este abismo, yo elijo mirarlas.

Sentadas, sin prisas y sin hacer nada. Porque el levante sopla y el mundo sigue. Pero mi abuela siempre me dice: “Quieta”.

Que lo que no convenga: fuera y a otra cosa.

Quieta. Para, que no pasa nada.

Cuando decido escucharla, soy consciente de que nada importa más que tenernos la una a la otra. De que nuestro centro deben ser las personas. Mi abuela, como el viento, no sabe leé. Ahora, saber, sabe más que tú y que toas nosotras.